Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!

#30: Sale el Sol

Sunny y yo estábamos sentados en la sala de la estación de policía hacía un buen rato. Lo habían citado a las doce del día, pero ya eran pasadas la una y todavía lo tenían esperando. Me daba la impresión de que no lo atenderían hasta después de su hora de almuerzo, y Sunny había pensado lo mismo, así que le insistió a Violeta en que se quedara en la escuela para asistir a su sesión de teatro. Al principio había estado reticente, pero finalmente decidió que estaría en buenas manos conmigo. Le estaba agradecido por eso, especialmente después de lo que había presenciado en la fiesta, ya que Sunny parecía confiar ciegamente en su criterio, y el que ella no me hubiera descartado todavía como potencial pareja de su mejor amigo parecía hacer meollo en él, aunque no quisiera admitirlo. De todas formas, lo mínimo que le debía era paciencia, así que estaba decidido a no mencionar el tema hasta que él lo sacara a colación.

La abuela de Sunny llegó un poco después, una vez hubo comenzado su hora de almuerzo. Se había pedido la tarde libre para acompañar a su nieto mientras hacía las declaraciones a la policía, y por un lado era favorable que estos se hubieran tardado, puesto que los Magnolia no la habían dejado salir antes del trabajo. Mientras esperábamos, acompañé a Sunny a llenar una denuncia contra Trevor. No lo había hecho antes pues tenía miedo de las represalias, pero pude hacerle entender que era más peligroso no tomar ninguna acción. Quizás tenía razón y la policía le había fallado antes, pero esto era un apuñalamiento, y de todas formas, le sería útil tener algo ya archivado. Para ayudarlo, le dije a la policía que podía aportar con antecedentes, pues había roto una ventana en mi casa, pero me dijeron que tenía que hacerlo con un adulto al lado, así que le prometí a Sunny volver otro día con mamá para ayudar a su causa. Unos veinte minutos más tarde, los hicieron pasar para tomarles declaraciones, y yo llamé a mamá para saber cómo iba todo. Como lo esperaba, me respondió desanimada, y me pidió que volviera al hotel lo más rápido posible. No quería irme, pero mamá no solía ser alarmista, y sabía que si me estaba pidiendo que volviera sería por algo. Le envié un mensaje a Sunny para que lo viera después de su conversación con los policías, diciéndole que lo vería luego y deseándole suerte para el último encuentro con su mamá antes de que la ingresaran indefinidamente a rehabilitación.

En el hotel, encontré a mamá sentada en la mesa de té con su MacBook abierta, y un montón de papeles a su lado, además de su infaltable taza de café. El servicio de habitación ya había pasado, así que todo estaba limpio y ordenado, pero además, nuestras maletas estaban cerradas y colocadas junto a la pared, como esperando a que saliéramos de allí.

—¿Vamos a algún lugar? —le pregunté, cerrando la puerta tras de mí.

—Hay café en la cafetera —dijo, evitando mi pregunta—. Creo que querrás beber uno para escuchar las noticias que tengo que darte.

No le discutí. El amor por el café era algo que ambos compartíamos, y era la primera cosa a la que recurríamos cuando estábamos nerviosos, eso, además de los cigarrillos, pero estaba tratando de dejarlos. Me preocupaba verla así, evidentemente nerviosa. A lo largo de los años mamá se había convertido en una sombra de papá, y no estaba acostumbrado a verla demostrar sus emociones tan abiertamente. Suponía que ella se sentía del mismo modo con respecto a mí, pues yo también me había refugiado en mi propio mundo sin dejarla entrar de ningún modo. Ambos nos movíamos con cautela, sin estar seguros de cómo habitar el espacio junto al otro. Como si fuéramos un par de extraños.

—Siéntate —me pidió.

Había dejado que su cabello se secara al aire libre, llenando su cabeza de rizos llenos de volumen. En casa, lo usaba liso, pues mi padre siempre decía que lucía más ordenado, pero a mi me gustaba más de este modo. Se veía mucho más joven, y como una mujer totalmente distinta. Supuse que eso era exactamente lo que quería lograr.