Con Violeta ayudando más en su casa y cuidando de su abuela, Bianca se había visto obligada a pedirme ayuda en la pastelería a lo largo de la semana y hasta que Vi se encontrara en condiciones de volver. Si bien la cocina era toda para ella, me habían dejado encargado de la caja, el mesón, armar los pedidos y hacer de mesero. Ron nos echaba una mano a ambos cada vez que tenía un rato libro entre la contabilidad, las compras, el inventario y agendar pedidos para el fin de semana, pero aún así la semana se me había hecho cuesta arriba, no sólo por lo cansado que estaba, sino porque extrañaba mucho a Vi, y entre sus sesiones de teatro dos veces a la semana, el estudiar y el hecho de que debía irse a casa directamente desde la escuela, no habíamos podido pasar tanto tiempo juntos, y como ambos estábamos ocupados, tampoco teníamos mucho tiempo para mensajearnos o hablar por teléfono. Tan ocupado estaba que incluso olvidé por algunos días que el domingo tenía la feria de arte joven en el centro cultural, y sólo lo recordé cuando Vi me escribió para decirme que quizás podría escaparse un rato de casa para acompañarme un rato. A pesar de que tenía mucho que hacer, decidí dejarlo todo para el día siguiente, y pasar mi noche de viernes comiendo porquerías en mi cama mientras veía dibujos animados.
Cuando llegué de la pastelería, me encontré con que las luces estaban encendidas. Confundido, miré la hora en mi teléfono, pensando que quizás me había tardado más de lo habitual en hacer el camino a casa, pero no, el reloj marcaba las siete y veinte, sin embargo, la televisión estaba encendida en la habitación de mi mamá.
—¿Hola? —la saludé abriendo la puerta que estaba a medio cerrar.
—Hola, cielo —respondió desde la cama, dedicándome una sonrisa—. Ven a darme un abrazo.
Lo habría hecho con gusto, si no hubiera sido porque junto a ella estaba mi padre, tirado sobre su cama en nada más que ropa interior, fumándose un cigarrillo mientras tiraba las cenizas por la ventana.
—Creí que trabajabas hoy —dije en cambio—. Hola, papá.
—¡Sunny! —me saludó contento, pretendiendo que no me había visto antes. Solo estaba esperando a que yo lo saludara primero—. ¿Cómo estás?
—Cansado —respondí, y luego insistí—. ¿Mamá?
—Salí más temprano, no te preocupes —intentó tranquilizarme—. ¿Tienes hambre? Podríamos pedir una pizza. Tu abuela llega tarde, seremos solo los tres.
Sabía perfectamente lo que estaba haciendo, no había tal cosa como 'salir más temprano' de un turno de hospital, pero no valía la pena decir nada, menos aún con mi padre allí. Tenía tan pocas ganas de estar 'solo los tres' que habría dejado ir la pizza, pero sabía que si me negaba me sentiría culpable toda la noche. Al menos no había tenido que lidiar con papá en toda la semana, así que podía hacer un esfuerzo por ella.
—Sí, claro —accedí—. ¿Puedes pedirla tú? Necesito darme una ducha. Comeré la de siempre.
—Por supuesto —sonrió ella, y pude leer el 'gracias' en su mirada.
—¿Pizza vegana? Ahora sí que lo he oído todo—comentó mi papá mientras le daba una última inhalada a su cigarro. Me parecía que, si eso era algo que lo sorprendía, no había oído suficiente, pero no dije nada—. ¿De qué se trata, de un poco de harina con hongos encima? Yo quiero algo de verdad.
—Es exactamente igual a la otra —me defendió mamá—. Y no te preocupes, la pizza de Sunny es para él solo.
Desearía que no hubiese dicho eso, porque pude ver un comentario sarcástico formarse en la boca de mi padre. Salí de allí hecho una bala, sin ganas de escuchar lo que tenía para decir. No recordaba que hubiera sido tan desagradable cuando yo aún era un niño. Más tarde, cuando llegó la pizza, mamá tocó la puerta de la habitación, y encendió la luz al entrar, despertándome. Me tapé los ojos con la almohada, protegiendo mis ojos, y mamá me hizo a un lado para acostarse junto a mí.
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Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!
Teen FictionLa vida le sonríe a Sunny, un chico risueño que ha vivido toda su vida en un pequeño pueblo costero que recientemente ha ganado popularidad entre los turistas. Él y Violeta son los mejores amigos desde que tienen memoria, y aunque sus vidas no siemp...