Si no hubiera estado tan preocupada por Sunny, me habría detenido a mirar las enormes mansiones de Los Riscos. Aunque se encontraban en el mismo pueblo donde había vivido siempre, nunca había tenido alguna razón para moverme hacia a allá, y parecía realmente otro mundo. Primor era un pueblo simple y bello. El dinero no sobraba, pero tampoco faltaba, y las personas hacían todo lo que podían para que siempre estuviera limpio y bien cuidado, así que daba la impresión de estar viviendo en un paraíso vacacional los trescientos sesenta y cinco días del año. Y bueno, los citadinos no habían tardado en notarlo, y hace una generación habían venido a construir sus casas de veraneo aquí, y muchos se habían quedado, atrapados por la paz y tranquilidad que ofrecía el lugar. Con el centro comercial que estaba construyendo el padre de Blas, Primor probablemente se llenaría más durante el verano. Lo único que pedía es que esa gente no quisiera establecerse aquí como lo habían hecho los otros.
Reconocí la casa de Blas de inmediato. Una cantidad considerable de autos estaba estacionada fuera y a lo largo de la calzada, y la música sonaba de manera estridente por toda la calle Marianne, quien no había dudado en llevarme un solo segundo, me dijo que me bajara mientras ella buscaba un lugar para aparcar el auto. Nunca había estado en una fiesta antes, y siempre me imaginé que mi primera vez sería en alguna discoteca LGBT+ donde me sintiera segura y acogida, y no en una casa en la que jamás había estado, con personas en las que no confiaba ni quería ver en absoluto. Pero bueno, esas son las cosas que había que hacer por los amigos, y para mi mala suerte, últimamente Sunny estaba metiéndose en muchos problemas.
La puerta principal estaba abierta, así que entré sin más, dudando que hubieran escuchado el timbre de haberme molestado en tocarlo. Dentro, grupos de personas bailaban al son de una canción electrónica, y por suerte estaban tan metidos en su propio mundo, que solo un puñado de personas se volteó a mirarme cuando pasé cerca de ellos. Encontré a Blas en el patio, junto con Rocha y el resto de su grupo. Al contrario de los demás, estaba tieso, y no hablaba ni reía, simplemente fumaba de su cigarrillo y miraba en todas direcciones como si sintiera paranoico. Me acerqué a ellos y Emil fue el primero en notarme, los demás se voltearon, y el rostro de Blas perdió color.
—¿Dónde esta Sunny? —le exigí, enfurecida—. ¿Qué le hiciste?
Sus amigos se nos quedaron mirando, y por un segundo, Blas no dijo nada. Vi la duda plantarse en su rostro, pero mi expresión no daba lugar a balbuceos. Me diría donde estaba y punto, y si eso lo hacía meterse en problemas, era asunto de él.
—No repetiré la pregunta —lo presioné.
Su expresión había mutado a puro pánico, y creí ver un atisbo de culpa en su mirada, pero no me daba lástima. Había una sola razón por la que Sunny me había enviado ese mensaje, y esa era Blas.
—La puerta al final del pasillo del segundo piso, hacia la derecha—dijo, rindiéndose. El resto de los chicos del grupo soltaron un sonido de burla, mientras que Rocha le dirigió una mirada asesina—. Voy contigo.
—No —lo detuve—. Ya has hecho suficiente.
Para cuando volví a entrar a la casa, el resto de la fiesta ya me había notado, y a cada paso que daba se volteaban cabezas para verme. No era que esta gente no me conociera, sino que lo hacían, y por eso no podían entender que diablos estaba haciendo en la casa de uno de los chicos más populares de la escuela. Por un momento, me arrepentí de no haberme cambiado antes; mi vestido lolita cubierto en encajes parecía peligrosamente ajeno a ese mundo, y me hacía ver como un blanco fácil. No hice contacto visual con nadie, y subí las escaleras corriendo, a pesar de mis plataformas. La habitación que me había indicado Blas estaba completamente a oscuras, excepto por un haz de luz que salía de una pequeña apertura en la pared del fondo. Corrí el panel que hacía de puerta y me encontré con una habitación de juegos impresionante, con mi mejor amigo hecho un ovillo sobre uno de los asientos reclinables.
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Parcialmente Nublado / ¡Ganadora Wattys 2021!
Teen FictionLa vida le sonríe a Sunny, un chico risueño que ha vivido toda su vida en un pequeño pueblo costero que recientemente ha ganado popularidad entre los turistas. Él y Violeta son los mejores amigos desde que tienen memoria, y aunque sus vidas no siemp...