XI

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𝐻𝒶𝓋𝑒 𝓎𝑜𝓊 𝓈𝑒𝑒𝓃 𝓉𝒽𝒾𝓈 𝒷𝑒𝒻𝑜𝓇𝑒?

           El resto de días pasaron rápido en la madriguera

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           El resto de días pasaron rápido en la madriguera. Fueron muy divertidos pero todo lo bueno se acaba y llegó el día de ir a la estación para regresar a Hogwarts.

Aún así todos estábamos muy emocionados por regresar a la escuela y empezar nuestro segundo año.

Theo y yo llevábamos un mes entero sin ver a nuestros amigos de Slytherin así que nos despedimos del trío de oro y fuimos hacia el compartimento que solíamos compartir todos juntos.

Yo llevaba mi Jarvey en la jaula debido a que durante las vacaciones habíamos descubierto que cuando decía que iba a morder a alguien no era una simple amenaza. De hecho fue el pobre Percy quien lo comprobó. Debo ponerle un nombre me dije a mi misma

En el compartimento que abrimos primero encontramos a Blaise y a Pansy. Los saludamos con un gran abrazo y hablamos sobre como nos había ido el verano.

-- Es que no entiendo porque no me compra la escoba -- empezó a quejarse Blaise de su madre. -- Si le sobra dinero para comprármela.

— Niñato mimado — murmuró de repente mi nuevo compañero del que los demás no se habían percatado hasta el momento.

Blaise lo miró asombrado — ¿Qué...? ¿Cómo...? ¡Esa cosa ha hablado! ¡Cómo es posible! — empezó ha chillar Blaise tan exagerado como de costumbre.

— Tranquilízate Blaise — le dije con el ceño ligeramente fruncido — y no es una cosa, es un Jarvey, todos los de su especie tienen la capacidad de hablar. — rodé los ojos ante la ignorancia de mi amigo — a veces dudo que seas sangre limpia, parece como si nunca hubieses estado en el mundo mágico — continué riéndome un poco

— Además, lo que no entiendo que sea posible  es que puedas hablar tú, estoy seguro de que podrías contar tus neuronas con los dedos de una mano. — volvió a hablar mi Jarvey, a lo que todos menos Blaise soltamos una gran carcajada.

— ¡Oye no es gracioso! — chilló Blaise.

— Vaya vaya, Blaise, hasta los animales se burlan de ti — dijo una persona con un inconfundible pelo platinado. -- Y no grites tanto que se te oye desde el otro vagón -- continuó rodando los ojos.

— ¿Y a ti que te ha pasado? — volvió de nuevo al ataque el Jarvey — ¿Te ha lamido la cabeza un hipogrifo? — Le dijo a Draco que se puso rojo en menos de dos segundos. Volvimos a estallar todos en carcajadas.

— Tenéis razón chicos, si es gracioso — habló Blaise con dificultad mientras se limpiaba una lágrima causada por la risa.

Pasamos el resto del trayecto riendo y comiendo los dulces que habíamos comprado del carrito.

Cuando bajamos del tren nos dirigimos andando hacia los carruajes. Era la primera vez que íbamos a coger unos ya que el primer año fuimos en las barcas por el lago.

— Son hermosos — dijo Theo asombrado mirando a la nada

— ¿El qué ? — dijo Estela confundida — ¿los carruajes?

— No tonta — contestó Theo — los caballos que tiran de ellos — En ese momento todos nos miramos entre nosotros.

— Theo, nada tira de ellos — dijo Blaise, serio, cosa no muy normal en él.

— ¿Esto es muy raro, porqué tú puedes verlo y nosotros no? -- le dije a Theo apoyando mi mano en su hombro

-- ¿Te encuentras bien? -- habló ahora Draco

— ¡Que si! No estoy loco. Lo juro, debe de haber alguna explicación lógica

-- Nadie ha dicho que estés loco Theo -- dije lanzándole una mala mirada a Draco. -- Yo te creo.

— ¿Os importa si buscamos la explicación más adelante? Tengo hambre — interrumpió Blaise.

— ¿Y cuando no? — contesté con una sonrisa divertida y rodando los ojos.  Y con ese último intercambio de palabras conseguimos aligerar un poco la tensión que se había creado en el ambiente, volviendo a las risas de antes.

• • •

Ya estábamos todos sentados en nuestras respectivas mesas, bueno, todos, menos Harry y Ron. Cuando me di cuenta de que no estaban tuve un mal presentimiento, aunque teniendo en cuenta de quién estábamos hablando, él imán de problemas Harry Potter y su gran compañero Ronald Weasley... ¿Qué podía salir mal?

Cada situación culpable de que no estuviesen allí mis dos amigos que se me pasaba por la cabeza era más descabellada, pero lo peor es que viniendo de ellos todas eran probables.

Decidí alejar de mi cabeza todos esos pensamientos <<seguro que están bien, siempre salen ilesos de todo>> y me dispuse a prestar atención a la selección de casas. Ese año entraba mi hermana pequeña, Astoria.

— Greengrass, Astoria — el sombrero estuvo sobre su cabeza apenas unos segundos y gritó — SLYTHERIN. — toda la mesa de las serpientes estallamos en aplausos.

Astoria se dirigió hacia la mesa con una sonrisa tímida y se sentó junto con sus compañeros de primer año no sin antes dirigirnos una sonrisa a mi y a Daphne.

Astoria había sido la única de la familia que me trataba bien. Hablaba conmigo cuando nadie miraba y de vez en cuando me traía a escondidas comida hecha por los elfos, que más de una vez estaba más rica que la que me preparaba yo misma.

Comimos todo lo que pudimos hasta casi reventar y después los prefectos nos condujeron hasta la sala común

— Pure Blood — murmuró el prefecto de Slytherin lo suficientemente alto como para que todos nos enterásemos de la contraseña.

Todos juntos nos dirigimos a nuestro lugar de siempre y estuvimos hasta tarde comiendo dulces y celebrando que habíamos vuelto a Hogwarts. Pasadas unas horas me empezaron a pesar los párpados. Decidí irme a dormir y todos copiaron mi acción pues al día siguiente empezaban las clases, y teniendo en cuenta la hora, lo más probable es que ya mañana no pudiésemos prestar atención a ninguna de las clases.

Yin - yang • Theodore Nott Donde viven las historias. Descúbrelo ahora