XLII

1.8K 128 2
                                    

Aquel día en la cena me sentí particularmente incómoda, pues estaba sentada justo en frente de Harry, por suerte este no me dirigió la palabra y se dedicó más bien a indagar sobre la orden del fénix, como siempre, quería estar al tanto de todo.

Cuando terminamos cada uno se fue a su respectiva habitación y media hora después escuché como llamaban a mi puerta, esperaba que fuese Theo así que la abrí, pero no era el, era Harry, me tensé al momento.

— Que, ¿Te queda algo por decirme?

— Hola, emmm no, siento molestarte — me dijo el un poco tímido, se podía leer perfectamente el arrepentimiento en su cara. — solo venía a decirte que lo siento mucho, se que probablemente no me perdones porque te he dicho de todo, pero solo quería que supieras que me arrepiento, que eres una de mis mejores amigas y que ahora me doy cuenta de lo tonto que he sido al desconfiar de ti, ahora se que eres la última persona que me traicionaría, y no eres como tú padre, para nada eres como el, así que si alguien te lo dice como te lo dije yo, no te comas la cabeza porque eres una persona genial y me arrepiento muchísimo de haber perdido a una amiga tan leal, justa y buena como tú — justo cuando el estaba a punto de irse hablé

— Espera Harry, déjame decirte algo, quiero que sepas lo que en verdad me molesta, lo que me enfada es que no confiases en mi hasta que no te han dado una prueba sólida, yo hubiese confiado en ti con los ojos vendados. — suspiré y continué con un tono de voz más suave — bueno, es verdad que eres alguien muy impulsivo y orgulloso y que eso te lleva a hacer estupideces y a comportarte mal con algunas personas que no lo merecen, pero eres mi amigo, supongo que todos merecemos una segunda oportunidad.

— Enserio me perdonas? después de todo?

— después de todo. Además yo también siento no habértelo dicho antes, lo siento mucho debería haber confiado en ti lo suficiente como para que fueras la primera persona a la que se lo dijera.

— Tranquila y gracias — me dijo mientras nos dábamos un abrazo.
• • •

1 de septiembre, por fin todos volveríamos a Hogwarts, incluido Harry a pesar de que casi lo expulsaron solo por defenderse de un dementor, pero claro, ahora para todos, sobretodo para el ministerio, era un mentiroso.

King, se encontraba sobre mis hombros y a mi lado estaba Sirius en forma de perro, había terminado por cogerle bastante cariño al hombre, me trataba como a su hija y aunque no terminaba de entender porque (es algo que descubrí un poco más tarde), apreciaba que se comportase como un buen padre que nunca tuve.

Theo y yo subimos tomados de la mano al tren y decidimos ir al compartimento donde siempre nos poníamos con nuestros amigos de slytherin. Tan solo Blaise estaba dentro, y ¿Adivinad que? estaba besándose con Estela. Se me formó una sonrisa de oreja a oreja. Theo carraspeó incómodo a lo que estos se separaron sobresaltados.

— ¡YA ERA HORA!! — chillé con emoción. Estela se sonrojó y Blaise sonrió con suficiencia y le pasó un brazo por los hombros a la rubia.

— Si ya sabía yo que al final caería — Estella puso los ojos en blanco. — bueno vamos a seguir con lo nuestro así que si no os importa...

— Nonono, en ese asiento me siento yo desde que tengo 11 años, iros a otro sitio. — les solté. Estos nos hicieron caso a regañadientes, no sin antes decirnos que no contasemos nada.

Nos se famós en el lugar que anteriormente  estaban ocupando nuestros dos amigos

Estabamos en silencio, pero era uno cómodo, hasta que el castaño lo rompió

— ¿Sabes que me molesta? — dijo con calma, yo lo miré con curiosidad — No poder decir que eres mi novia.

— Pídemelo, o si quieres te lo pido yo, se me haría raro por como nos han educado pero... — el me cortó con el ceño un poco fruncido y una pequeña sonrisa.

— No te lo voy a pedir en un tren, no soy tan cutre, tiene que ser algo especial porque es para una chica muy especial. — yo reí y lo miré con una sonrisa divertida.

— Pues bésame, así quien nos vea pensará que estamos juntos y se correrá el rumor, nosotros no habremos dicho ninguna mentira y la gente pensará lo que tu quieres poder decir.

— Me parece buena opción — dijo mientras se acercaba para besarme.

Estuvimos así un buen rato, hasta que se abrió la puerta del compartimento.

— ¡Buscaros una habitación! — dijo la inconfundible voz de un rubio platinado. Automáticamente ambos nos separamos y no dudé en levantarme y lanzarme a darle un gran abrazo, el me correspondió y me levantó un poco del suelo mientras que me susurraba — me alegra tanto que estés bien.

— Tu no tienes la... — el negó con la cabeza y ella dio un suspiro de alivio, menos mal.

Volví a mi sitio mientras que Draco se sentaba frente a nosotros, encontrándose a un Theo enfurruñado. Me reí por lo bajo al verlo celoso, no tenía ni idea de que Draco jugaba en la otra liga.

— ¿Dónde están Estela y Blaise? — preguntó el rubio.

— Comiéndose entre ell... — empezó Theo pero le di un codazo.

— Comiéndose... unas chuches, entre los dos.

— Si, unas lenguas — dijo Theo con una sonrisa traviesa.

— Son unos dulces muggles, seguramente no los conocerás — añadió ella rápidamente dándole una mala mirada al castaño. Bueno era cierto que habían unos dulces muggles llamados lenguas, una vez Arthur el padre de los Weasley, le había dado unas.

— Oh, pues ni idea la verdad.

— Están buenísimas deberías probarlas — continuó Theo, tiempo despues me dijo que le parecia adorable enfadada asi que ya se porque no paraba pero en aquel momento lo queria matar — ¿Que tal si buscamos a esos dos para que te dejen una?

— ¡NO! — chillé , me aclaré la garganta al darme cuenta de lo que había subido el tono de voz — tengo unas guardadas en el baúl está noche cuando lleguemos del banquete puedo darte una.

— Vale — contestó Draco contrariado.

Al poco llegó Pansy con los labios un poco hinchados, ¿Pero que ocurría ahí? ¿todo el mundo estaba en algo con alguien? Bueno ya se enteraría la pelirroja, no pensaba dejar dormir a Pansy hasta que le contase.

El trayecto hasta Hogwarts fue normal, como siempre, como si el señor tenebroso no hubiese regresado.

Yin - yang • Theodore Nott Donde viven las historias. Descúbrelo ahora