L

534 43 7
                                    

— Es Sirius, Voldemort lo tiene en el ministerio, lo está torturando para conseguir algo que busca. Debemos ir allí.

— Un momento Harry, ¿Estás seguro de lo que dices? — le pregunté

— Si, estoy seguro, la vi, igual que con el señor Weasley, es la misma puerta con la que he estado soñando durante meses. Sirius me dijo que Voldemort quería algo, y lo que busca está en el departamento de misterios.

— Por favor Harry, escúchame — lo interrumpió Hermione — ¿Y si Voldemort quería que vieras eso? ¿Y si sólo tortura a Sirius para llegar a ti? ¿O a Alina?

— No habría diferencia Hermione, si lo está torturando iremos aunque tengamos que morir para salvarlo — dije esta vez yo — aún así podría ser que no lo estuviera torturando, Dumbledore quería que tomaras clases con Snape de oclumancia por algo, ¿esto es lo que temía no? que al tener vuestras mentes conectadas de alguna forma el manipulara lo que vieras para, a su vez, manipularte a ti.

— ¿Y debemos dejar que muera si es que lo tiene? Alina, es la única familia que nos queda. — me dijo enfadado

— Claro que no, pero tiene que haber alguna forma de averiguarlo

— ¿Y que hacemos? — dijo Ron

— Podríamos usar la red flu para contactar con la casa de Sirius — contestó Harry

— Umbridge tiene todas las chimeneas controladas. Nos pillará. — habló esta vez Hermione

— La suya propia no — dijo Theo mirándonos serio. Fuimos corriendo hasta el despacho de Umbridge que estaba sorprendentemente abierto y pasamos dentro, tal vez estaría dando una vuelta, disfrutando de castigar a los alumnos por respirar. Habíamos hablado primero con Ginny y con Neville para que distrajeran a los de la brigada y en el peor de los casos a la propia Umbridge.

Harry metió la cabeza entre las llamas. Al salir nos contó muy alterado como había hablado con Kreacher y este le había dicho que Sirius no se encontraba en casa.

— ¿Seguro? No me fío mucho de ese elfo — dije, pero a nadie le dio tiempo a contestarme ya que enseguida apareció Umbridge en el umbral de la puerta.

— ¿Qué estais haciendo? — dijo recalcando cada palabra. En ese instante entraron Draco, Crabe, Goyle y Pansy con Ginny y Neville cogidos por cada brazo y los dejaron junto a nosotros.

Umbridge hizo a Harry sentarse en una silla

— Bueno, ¿Querías ir con Dumbledore verdad? — le preguntó la sapo rosa a Harry

-- No

— Mientes — chilló al tiempo que le daba una bofetada. Cogí la mano de Theo que estaba a mi lado, asustada. Vi como Draco apretaba la mandíbula viendo a la mujer mayor.

— Me ha llamado directora? — apareció Snape por la puerta, con su típico tono de desdén.

— Si, ha llegado la hora de que estos niños me den respuestas, quieran o no — No estaría pidiendo veritaserum no? Miré a Snape con los ojos abiertos, cómo suplicándole que no lo hiciera.

— Temo que ya ha agotado todo el veritaserum interrogando alumnos. El último lo utilizó con la señorita Edgecombe. Así que, a menos que quiera envenenarlo y juro que no me daría ninguna pena, no puedo ayudarla. — Suspiré relajándome un poco gracias Snape

Tiene a Canuto, lo tiene en el lugar que usted sabe — soltó Harry cuando Snape se disponía a salir por la puerta. El se giró, lo había entendido, lo vi en sus ojos, al fin y al cabo era mi padrino aunque yo hubiera renegado de mis padres, a él si que lo quería y lo conocía.

— ¿A Canuto? ¿Que es Canuto? ¿De qué está hablando Snape? — preguntó Umbridge, confundida y enfadada. Mi padrino se volvió a girar poniendo su cara de siempre, esa que no te dejaba diferenciar su estado de ánimo si no lo conocías bien.

— Ni idea — y tras eso salió definitivamente de la sala. Una vez nos volvimos a quedar solos la loca esa empezó a hablar de nuevo.

— Muy bien, no me dejas opción Potter, ya que esto es una amenaza para el ministerio no tengo otra alternativa. La maldición Cruciatus te soltará la lengua

— ¡Es ilegal! — intervine yo acercándome un poco, a lo que Theo tomó mi brazo echándome un poco hacia atrás en modo protectivo.

— Bueno ya sabes lo que dicen, ojos que no ven corazon que no siente. — recito al tiempo que colocaba una foto de Cornelius Fudge boca bajo. De veras esta loca, se queda corta, desquiciada.

La sapo rosa se posicionó frente a Harry y empuñó su varita. Cuando estaba a punto de realizar el hechizo Hermione chilló — ¡No, espera! ¡Díselo Harry! ¡Si tú no le dices donde está... yo lo haré! — todos la miramos con los ojos  muy abiertos. No le diría de verdad lo que estábamos intentando ¿No? No lo creía, la verdad es que Hermione era mucho más lista que eso.

— ¿Dónde está el que? — preguntó impaciente la mujer.

— El arma secreta de Dumbledore — y ahí estaba mi mujercita inteligente. Tenía un plan, evidentemente, como siempre.

— Llévame hasta ella. Y tu Potter, vienes con nosotras. — salieron de la sala dejándonos a solas con los miembros de la brigada, que, por suerte, eran nuestros amigos.

— ¿Cuánto tiempo vais a tenernos aquí antes de soltarnos? — le pregunté a Draco con una sonrisa.

— Lo suficiente como para que no se entere nadie.

— Pero... ¿Vamos a dejar que se vayan? — dijo Goyle — Umbridge nos castigará si se entera.

— Obviamente diremos que nos robaron la varita — dijo Pansy mientras rodaban los ojos. Crabbe y Goyle no se veían muy de acuerdo con esto pero es bien sabido que siempre hacían lo que se les mandaba, más si el que lo ordenaba era Malfoy así que nos dejaron ir.

— Gracias Draco — le dije antes de darle un abrazo

— Ten cuidado Alina — me susurró — no quiero que te pase nada.

— Tranquilo, gracias por preocuparte, pero estaré bien, lo prometo.

Íbamos saliendo todos por la puerta y Pansy nos paró. — ¡Espera! Ronald — se paró frente a él mientras todos veíamos la escena con curiosidad — Defiéndete bien, porque si mueres te mato, ¡¿Me oyes?! — Ron asintió con una sonrisita en la boca y entonces Pansy lo besó.

Espera, ¿Lo besó?

Pansy volvió a la sala y Ron volvió a andar hacia fuera del castillo, como si nada hubiera pasado. Yo tenía mi boca abierta de par en par, igual que mis ojos. Mire a Theo

— ¿Has visto lo mismo que yo? — le pregunté

— Si — se rio un poco

— Porque tenemos que ir a salvar a Sirius porque si no estos dos me iban a oír — dije para después ponerme en marcha de nuevo.

— Alina una cosa — me llamo Theo

— Dime

— Prométeme que hoy, pase lo que pase, no te separarás de mí, lo que vamos a hacer es peligroso, mucho, Voldemort está implicado y no creas que no nos vamos a encontrar con los mortifagos. Veremos a nuestros padres, los dos, y nos tendrán más rabia que nadie. No quiero que nos pase nada.

— Yo tampoco, no nos separaremos, se que es peligroso pero nos protegeremos entre los dos.

Yin - yang • Theodore Nott Donde viven las historias. Descúbrelo ahora