ENEMIES | DRACO MALFOY ✓

21. CAN I SIT NEXT TO DRACO?

Después del almuerzo, caminé con Bella hacia Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Entonces, este es el plan, vas a ir a buscar a Adrian después de clases hoy, y luego vas a preguntarle si quiere pasar el rato en nuestro dormitorio, mientras Alexa, Pansy y yo estamos con los chicos.—dice Bella.

Me río entre dientes.

—¿Y cuándo acepté algo de esto, puedo preguntar?

—Bueno, no era realmente una opción si preguntarle o no—

—¡Bella!.—murmuro.

—¡Está bien, lo siento! Solo estoy tratando de que ustedes estén aún más cerca. Para que pueda suceder algo de impulso.

Pongo los ojos en blanco mientras abre la puerta del aula y entra. Todos estaban en sus asientos, charlando en voz alta, mientras esperaban que llegara su profesor.

—Solo digo, ustedes son muy lindos juntos y creo que—

Bella se baja, cuando Pansy irrumpe en la habitación.

—¡Dracy! ¿Dónde estás? ¡Dracy!.—Ella grita, hasta que ve a Draco, que estaba sentado junto a Blaise.—¡Oh, gracias a Dios! ¡Estás bien!

—¿Y por qué no iba a estarlo?.—Pregunta Draco.

—¡Porque te he estado buscando por todas partes y nadie pudo encontrarte!—Draco pone los ojos en blanco.

—Bueno, estoy bien.

Pansy asiente mientras sonríe, antes de mirar a Blaise. Ella sigue mirándolo, indicándole que mueva los asientos para poder sentarse junto a Draco.

—¿Qué?.—Pregunta Blaise.

—¿Puedo sentarme al lado de Draco?.—Ella murmura en voz baja.

Blaise se burla.—No, creo que has pasado más que suficiente tiempo con Malfoy, ya es hora de que pueda ver su rostro—

—¡No! ¡Solo yo puedo tocar a mi Dracy! ¡Solo yo puedo hablar con mi Dracy! ¡Solo yo puedo ver a mi Dracy! ¡Nadie más! ¡Él es mío y solo mío! Cualquiera que toque, mire, hable, respire junto a mi Dracy, merecerá el castigo!.—Pansy grita, haciendo que toda la clase se quede en silencio. Miro a Bella, mientras ambos intentamos no estallar en carcajadas.

Me acerco a Pansy.—Pansy, puedes sentarte conmigo y Bella...—empiezo.

—¡No! ¡Quiero sentarme al lado de Dracy! ¡Lucinda! ¡Dile a Blaise que se mueva! ¡Quiero sentarme al lado de mi Dracy!.—Grita de nuevo. No sabía qué hacer, así que me congelé. Miré a Pansy , hasta que me encontré a los ojos con Draco. Sus ojos se agrandaron, mientras me miraba. Miro a Blaise mientras separaba mis labios, cuando estaba a punto de hablar.

—No le digas qué hacer.—Blaise murmura.

—¡Puedo decirle que haga lo que quiera, Zabini!.—Blaise pone los ojos en blanco, antes de que Draco se gire para mirarlo.

—Amigo... solo muévete, ella no se detendrá.—Draco le susurra. Blaise se burla cuando agarra su bolso y se levanta de su asiento. Pasa junto a Pansy mientras la mira, hasta que alcanza un asiento libre. Suspiro cuando me doy la vuelta y miro a Bella de nuevo, mientras decidimos sentarnos detrás de Draco y Pansy.

Todo el mundo sigue charlando, hasta que el profesor entró en la habitación. Tenía el pelo rubio que llegaba sus hombros y un ojo. Llega al frente de la sala, cuando todos se quedan en silencio.

—Buenas tardes, soy Alastor Moody, soy tu nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Estoy aquí porque Dumbledore me lo pidió, fin de la historia, adiós, fin.—dice el profesor Moody.

Giro un poco la cabeza mientras miro a Bella, que me mira con preocupación.

—Ahora, ¿quién de ustedes puede decirme cuántas maldiciones imperdonables hay?.—el pregunta.

—Tres señor...—murmura Hermione.

—¿Soy solo yo, o Pansy se ha vuelto más... pegajosa?.—Bella me susurra.

Asiento lentamente.

—Lo sé, ella nunca solía ser así. Ahora es simplemente... pegajosa y de mal humor.—susurro de vuelta.

—Y terca.—Ella dice. Asiento con la cabeza antes de mirar alrededor, cuando veo a Alexa y Blaise sentados detrás de nosotros, mientras compartían cartas entre ellos. Sonrío antes de mirar al frente de nuevo.—Está bien, ¿sabes lo que tienes que hacer con Adrian?.—Bella murmura.

Niego con la cabeza.—No voy a acercarme a él y pedirle que venga a pasar el rato conmigo en mi dormitorio.

Ella pone los ojos en blanco.—Sí, lo eres, ya es hora de que suceda algo bueno por aquí.

—No voy a acercarme a él y—

—Disculpe señorita Blackwood y señorita Zabini, ¿les gustaría a las dos decirle a la clase de qué están balbuceando ustedes dos?.—Dice el profesor Moody.

Bella y yo negamos con la cabeza lentamente.

—Bien, entonces les sugiero que ¡presten atención!.—El grita. Nos mira durante unos segundos antes de volver a mirar hacia la pizarra y seguir escribiendo.

No pasó mucho tiempo hasta que se alejó de la pizarra y agarró un animal de aspecto extraño que parecía una araña de un frasco. Hizo al animal un poco más grande con un hechizo, antes de que el insecto comenzara a saltar por la habitación. Toda la clase comienza a reír, mientras el insecto continúa saltando sobre un estudiante.

—¿De qué te estás riendo?.—Dice el profesor Moody. antes de que el animal salte sobre la cara de Draco. Inmediatamente se volvió hacia Pansy mientras entraba en pánico.

—¡Quítatelo!.—Grita mientras Pansy entra en pánico. No pude evitar reírme cuando Pansy trató de golpearlo en su cara, sin tocar al animal.

Todos continúan riendo mientras el insecto salta de estudiante a estudiante, hasta que se abre la puerta del aula. El profesor Moody le devuelve el insecto, mientras la clase vuelve a quedarse en silencio.

Giro mi cabeza, cuando me di cuenta de que era Adrian.

—Oh, joder...—me susurro a mí misma mientras me doy la vuelta para mirar al frente.

—¿Qué podemos hacer por usted, señor Pucey?.—Pregunta el profesor Moody. Vuelvo la cabeza de nuevo para encarar Adrian, mientras me miraba a los ojos.

—Uhh... Dumbledore se preguntaba si podía tomar prestada a Lucinda, ¿está bien?—Dice Adrian. Miro a Bella mientras sus ojos se agrandan.

—No, está perfectamente bien.—el profesor Moody me mira.—tiene suerte hoy señorita Blackwood. Puede irse cuando esté lista.—dice. Asiento lentamente mientras me levanto de mi asiento lentamente. Me pongo de pie, cuando empaco todo en mi bolso mientras suspiro. Bella sonríe.

—Lucinda, esta es tu oportunidad, pregúntale ahora camino a la oficina de Dumbledore.

Pongo los ojos en blanco mientras sonrío.

—De ninguna manera.—murmuro. Me da un pequeño puñetazo en el brazo mientras ambos sonreímos, antes de que salga de la habitación con Adrian.