70. MISTAKE

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Nos aparecimos en la oficina de Snape, cuando salí corriendo de su oficina de inmediato.

—¡Lucinda!.—Grita Draco.

No me doy la vuelta para mirarlo mientras sigo caminando por los pasillos.

—¡Lucinda!.—Grita de nuevo.

Dejo de caminar cuando me doy la vuelta. Me miré a los ojos cuando las lágrimas empezaron a correr por mi rostro. Me dolía el corazón, la marca en mi brazo me escocía. Me miró durante unos segundos antes de correr hacia mí. Me acercó a su pecho mientras yo apoyaba la cabeza en su pecho. Comencé a sollozar un poco mientras él seguía besando mi frente.

—Está bien cariño... lo superaremos.—susurra.

Asiento lentamente mientras seguí llorando durante lo que parecieron horas.

—Quiero llevarte a algún lado.—murmura.

Asiento de nuevo antes de que se aleje y tome mi mano. Caminamos en silencio por los pasillos hasta que llegamos a la Sala de los Menesteres. Se abrió frente a nosotros una vez que estuvimos frente a él. Entramos cuando se cierra detrás de nosotros. La habitación estaba a oscuras, ya que había muchas antigüedades dentro.

Draco me condujo hacia la parte trasera de la Sala de los Menesteres hasta que llegamos a un armario.

—¿Qué es?.—pregunto.

—Es el armario evanescente... el Señor Oscuro me pidió que lo arreglara, ya que puede hacer que la gente viaje de un lugar a otro ... Tiene un gemelo en Borgin y Burkes en Callejón Diagon... El Señor Oscuro quiere que los mortífagos teletransportarse de Borgin y Burke a Hogwarts.

—¿Así que has estado pasando todo tu tiempo aquí?.—Pregunto.

Asiente lentamente.—Todos los días... todas las noches... y este pedazo de mierda no quiere que lo arreglen.—dice mientras mira el armario evanescente.

—Es por eso que entraste en Borgin y Burkes una vez que fuimos al Callejón Diagon... y estabas mirando el armario.—Murmuro.

Él asiente lentamente.—Escucha... hay algo más que debes saber.

Lo miro.

—El collar maldito... fui yo.

Mis ojos se abren.—Draco.

—¡No tenía la intención de que Katie saliera lastimada! Solo quería que se lo entregara a Dumbledore para maldecirlo... pero ella lo tocó.

—¿Por qué querrías maldecir a Dumbledore?.—Pregunto.

—Porque.... me dijo que tenía que matar al director, de lo contrario me mataría a mí.—Mira al suelo.—Pero Katie falló, así que supongo que tendré que matarlo yo mismo.

Suspiro.—¿Sabes qué? Al menos ahora podemos ayudarnos el uno al otro... Puedo ayudarte con el armario, y luego puedo ayudarte a matar a Dumbledore, ¿de acuerdo?.

—No te mereces nada de esto Lucinda... es todo mi culpa... te traje a todo esto.—murmura.

—Me alegro de haber descubierto a Draco... y quiero ayudarte, y estoy un poco forzada a ayudarte.—digo.

Él niega con la cabeza.—No tienes que hacer nada, solo puedes decirle que me ayudaste pero en realidad no lo hiciste.

—¿Quieres que le mienta al Señor Oscuro?.—Pregunto. Él asiente lentamente.—De ninguna manera Draco.

—Lucinda, no quiero que te involucres en nada de esto... estoy sufriendo y no quiero que tú sufras conmigo... me salto todas mis clases, no duermo, no comer... lo último que quiero es que sigas mis pasos.

—Draco, podemos ayudarnos unos a otros... Podemos turnarnos donde uno trabaja en el armario mientras el otro duerme o va a clase y cambiamos.

—Es difícil Lucinda... el gabinete no es fácil de reparar.—dice Draco.

—Entonces buscaremos libros en la biblioteca.

Suspira.—No vas a dejar de rendirte, ¿no?.—él pregunta.

Sonrío un poco.

—Para nada.—digo antes de plantar un suave beso en sus labios.

—Está bien, escucha, si vas a ayudarme, solo debes saber que no estás obligada a hacer nada, ¿de acuerdo? No tienes que hacer nada Lucinda... pero solo haces esto porque así lo deseas. Puedes dejar de ayudarme cuando quieras. quieres, ¿de acuerdo?.

—Draco... te prometo que no te dejaré... no voy a dejar que trabajes en esto solo... eso no es justo, ya has pasado por lo suficiente.

Suspira cuando pone un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—¿Cómo haces para ser tan perfecta?.—pregunta.

Sonrío un poco.—Pregúntale a mi madre, ella me crió.

Pone los ojos en blanco antes de sonreír.—¿Y tu padre no lo hizo?.

—No me hagas hablar de mi padre.—murmuro.

Me mira antes de darme un pequeño beso.—Draco... le dijo al Señor Oscuro que soy un error.—susurro.

Me mira fijamente.—Lucinda. Eres tantas cosas... eres hermosa, asombrosa, no sé, ¿glamorosa?.—Ambos nos reímos un poco.—Tus muchas cosas, pero una cosa que no eres es un error... No sé qué hace que tu padre piense que eres un error, porque no estás cerca de un error.

Sonrío un poco.

—No tienes idea de lo feliz que me haces... No hay un momento en el que no me alegras el día Lucinda.—dice.

Mi sonrisa se ensancha antes de besarlo. Lo beso durante unos segundos hasta que me aparté, mientras nuestras frentes se tocaban. Nuestros ojos están cerrados mientras nuestros cuerpos se tocan.

—Te amo.—susurro antes de abrir los ojos.

Sus ojos se abrieron de inmediato.

—¿Qué?.—él pregunta.

Sonrío.—Te amo Draco.—repito.

Su rostro se iluminó mientras sonreía.—Te amo cariño.—susurra. Sonrío antes de que me besara de nuevo, solo que más lento ahora.

ENEMIES | DRACO MALFOY ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora