Dulce amargo

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Me dirijo hacia la cocina para encender la estufa, coloco la tetera con agua para que hierva.
Busco el té y lo coloco en el vaso. Después de unos minutos sirvo el agua.
Coloco miel en mi té, para luego soplar y beber.
Tan cálido.
Hasta que de repente, llegas a mi mente. Un pensamiento que no se puede evitar. Y que tampoco quiero ni puedo hacerlo.

Cierro los ojos e inhalo el olor a miel.
Sin percatarme de que unas lágrimas comienzan a rodar delicadamente por mis mejillas.
No comprendo, por qué ahora siento esto.
Esta tristeza que me invade de repente, más lágrimas salen de mis ojos, por un recuerdo dulce y hermoso.






Es una tarde de algún modo silenciosa para mí. Apoyo mi cabeza en la ventana del tren, hasta que mis ojos comienzan a cerrarse, finalmente quedándome dormida.
Me digo a mí misma que no pienso casi en ti, cuando realmente te pienso mucho.

El sueño me da descanso y también me trae tu rostro, tan claro y perfectamente. Hasta que luego no puedo observarlo bien, así comenzando a desvanecerse.
Nuevamente mis ojos lloran, haciendome preguntar por qué sucede de esta manera. Cuando al principio fue dulce. Tal parece que fue tanto, que al final, solo se quedó lo amargo.

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