Edgar y Rain.

1 0 0
                                    

I.

Me bajo del autobús algo nerviosa, mientras camino me fijo en la hora del teléfono. Luego levanto mi vista y miro hacia el frente, siento un poco de miedo, ya que, es mi primer año en la universidad.

-Oh carajo -digo en voz alta mientras veo la gran pero no exagerada arquitectura frente a mí.

-Hablando sola -dice una voz detrás de mí. Veo por el rabillo del ojo que hay un chico. Y por supuesto me ha escuchado. Me volteo a verlo y después sigo con mi camino.

-No, no. Lo siento, sé que no debí meterme en tus asuntos. Hey, ¿eres nueva?

-Si.

-Que tal, yo soy nuevo también. Tal vez nos toqué juntos. No estaríamos solos -termina de decir con la misma sonrisa, de hecho no ha dejado de sonreír. Después de decir esto prosigo caminando hasta llegar a la oficina para que me digan a donde tengo que ir.
Como veo que aún sigue a mi lado a pesar de que ya nos han dicho donde nos tocó digo.

-Lo dudo -y me marcho.

ll.

Estoy en el aula de música cantando libremente. Sé que no soy muy buena haciéndolo, y también sé que si me lo propongo puedo hacerlo mejor. Pero no es lo mío. Salgo del aula después de terminar la canción y me dispongo a lavar las manos que las tengo algo sucias por una mini bolsa de chocolates que he comido resientemente. Al instante en que mis manos tocan el agua fría se dejan ver las venas, mis manos parecen un mapa. No las culpo, en un lugar tan frío como este ya no saben lo que es el calor.

-Hola -dice de nuevo el mismo chico.

-Hola -respondo para luego cerrar el tubo. Él vuelve a ver mis manos y nota que estan muy pálidas por el frío.

-Hey tienes frío -dice él. Veo que se comienza a quitar sus guantes y yo me dispongo a caminar.

-¡Eh! espera -me dice y agarra mi brazo. Veo que esta vez no está dispuesto a dejarme ir. Se quita los guantes y me los coloca en mis manos-. Déjame ayudarte -dice. Está algo cerca de mí, por lo que lo puedo ver perfectamente. Su cabello es rubio, sus ojos son una tonalidad de verdes que no puedo describir exactamente, pero que son perfectos. Todo va de acuerdo a su piel blanca que hace resaltar sus labios rosa claro. Es mucho más alto que yo-. Sé que no necesitas ayuda. Pero, de vez en cuando no hace daño -dice-. Por cierto, cantas muy bonito. Te escuché hacerlo. ¿Qué era lo que cantabas? - espeta el chico con curiosidad.

-Mientes -digo.

-Sé que las personas mentimos-dice-. Pero no me considero como ellas. Yo no miento, no me gusta hacerlo en lo absoluto. No te mentiría -dice con mucha sinceridad creyendo en sus palabras como si fueran ciertas. Observo los guantes que yacen en mis manos. Y luego coloco mi vista en él.

-You're so dark -digo el nombre de la canción a lo que él me vuelve a ver prestandome atención-. Lo que estaba cantando se llama You're so dark de Arctic Monkeys. Amo las canciones de ellos. Son asombrosas, sus palabras son un bello arte. Es un mundo magnífico y diferente -digo.

-Vaya -espeta-. Deben ser buenos.

-Lo son -digo. Después de unos segundos de silencio él me mira.

-Un placer -musita él ofrenciendome su mano la cual yo acepto-. Soy Edgar.

-Rain -digo lo cual ambos sonreimos.

III.

Me encuentro en el autobús sentada junto a Edgar, ambos vamos para nuestras respectivas casas. Se nota que él ha agarrado más confianza en mí. Él no se ha detenido a dejar de hablar desde que nos montamos, y admito que me agrada, es divertido y me distrae.
Después de charlar nos damos cuenta de que ambos vivimos en el mismo barrio, solo que mí casa está más cerca de la parada de autobuses. Ambos nos bajamos. Y él se dispone a ir. A lo que yo lo tomo del brazo evitando su paso.

-Espera -digo. Dejo mi agarre y comienzo a quitarme los guantes.

-Espera, no hace falta -dice él. Pero yo sigo. Ya sin guantes se los entrego a él, lo cual los toma junto con mi mano.

-Gracias -le digo. Y sigo caminando para mi casa, ya en la puerta volteo y veo la figura de su espalda en movimiento. Abro la puerta y entro.

IV.

Edgar.

Me dirijo hacia mi computadora y busco la banda que ella me ha dicho. No quiero parecer impaciente ni nada por el estilo, tampoco soy de esos chicos que buscan todos los gustos de una chica para ser iguales, no me considero así. Siempre he pensado que cada uno es diferente y tiene que ser a como es, que si se enamoran, está bien, pero cada uno tiene que aceptarse a como es, con sus cualidades y sus diferencias. Busco la banda solo por curiosidad. Ya encontrada la comienzo a escuchar. Vaya que es increíble, admito, ¿cómo en toda mi vida me he perdido de algo tan bello? Hay mucho por lo cual descubrir. Escucho todas sus canciones, la verdad me gustan, a pesar de tener un ritmo de los setentas me gusta, sus palabras son otra galaxia, describen cosas de la realidad de una forma fantástica. Ya después de mucho rato. Me quito la camiseta me pongo otra, me quito el pantalón y quedo en pantaloneta. Me acuesto a la cama y luego me duermo.

V.

Estaba sentada en una mesa del comedor almorzando. Me encontraba sola, hasta que mi soledad decidió irse para luego ese lugar ser tomado por la compañía de Edgar.

-Hola.

-Hola.

-Dime, ¿qué estudias? -pregunta para luego llevarse un pedaso de fruta cortada a la boca.

-Psicología, ¿y tú?

-Psicología, que interesante, eres una ama de las mentes. Tienes el poder ciertamente sobre ellas, señorita descubre todo. ¿Yo? yo estudio arte.

-¿Arte?

-Si, arte.

-¿Te gusta el arte?

-Responderé sinceramente diciendo que no.

-¿Porqué estudias algo que no amas? Eso no se puede hacer. ¿Para qué hacer algo si no lo amas? Es como habalar sin hablar.

-Pienso lo mismo. Pero, desafortunadamente, mi madre lo quiere, puedo asegurar que ella si ama el arte. Pero, está muy enferma y, lo hago por cumplir.

-No diré que lo siento. No me gusta la lástima de la gente, no haré lo mismo. Si no lo sientes no lo digas, y si es el caso, ayuda, nada más. Y, respecto a eso, dile, puede que esté enferma, pero aseguro que ella entendera, no sé como es su persona, pero por lo poco que he escuchado, es buena. No hay mucho que decir. Lo del arte, si no te gusta no lo hagas, porque el arte es eso, amor, y no se te puede obligar a amarlo. Es como si te obliguen a casarte con alguien y te vez sin escapatoria, desdichado a enamorarte obligadamente. No sucede. O, tal vez si, pero lleva su gran tiempo. Y, entonces, ¿qué es lo que quieres estudiar?

-Psicología.

-¿Psicología? Par ser sincera si te queda. Entonces hazlo, cambialo.

-¿Sabes algo? Pienso que no lo haré, no lo sé. Puede que no ame el arte ni nada de eso, y también lo hago por mi madre pero, no sé, tal vez llegue a amarlo, de eso si estoy seguro.

-Bueno, en tonces comienza a apreciarlo.

-Por supuesto -«creo que ya lo estoy haciendo».

VI.

Edgar: "Siento que, con una persona como ella no se me hace difícil apreciar el arte, ella es arte, y creo que ya lo he comenzado a apreciar. Por más cursi o loco que parezca, es la verdad. Creo que por ella, me ha de empezar a gustar. Creo que en sierta manera lo hizo fácil y aún que no es lo mío, lo hizo ser mío. En verdad creo que apreciaré hasta el fondo si es posible las palabras de lo que llaman arte..."

FIN.

Short Stories Donde viven las historias. Descúbrelo ahora