Wolf Legends - Leyendas de lobo ~ Omegaverse

Lobo que acepta

Luego de unos minutos, Manuel regresa a la sala, y ve que Martín ya estaba despierto y recogiendo sus cosas.

—¿Ya te vas?— pregunta el omega acercándose.

—Sí, antes de que se haga más tarde.— responde el otro, tratando de no sonreír. —Ya nos veremos cuando vengan a comer.

—Ajá.— asiente sin mirarlo a los ojos, y encoge el cuello para esconder la parte inferior de su rostro en el cuello de su suéter. Martín lo mira con ternura. Ambos caminan a la entrada para despedirse.

—Adiós.— se da vuelta y se va. Manuel cierra la puerta.

El alfa rio después de haberse tenido que aguantar la felicidad que sentía. Ese beso... significaba que lo había aceptado definitivamente, después de tanto tiempo. Significa que todos los cambios que había hecho en su vida y en su forma de ser, hacían feliz a la persona que amaba. Hasta ese momento, todo estaba dando resultado.

Deseó que todo fuera a salir bien entre sus padres, y que finalmente la madre del omega lo acepte a él, a su relación y la vida que habían decidido llevar con el bebé en camino. Después de eso, sólo quedaría solucionar lo del padre de Manuel, y con todo lo que habían atravesado se veía como una tarea fácil. Confiaba en ello.

Manuel por otro lado, caminó a su habitación y se sentó en la cama. Acerca la mano a su cara y posa la yema de sus dedos en sus labios... creyó amar un poco bastante al alfa, para luego echarse con cuidado en su cama, para por fin descansar su espalda.

Él igual estaba feliz. 

🐾

Rayen y su hijo llegan a casa de Martín a la hora que ya se había hecho costumbre entre ambas familias. Ella y los padres de Martín se saludan alegremente, ya con bastante confianza y cercanía entre ellos, aunque ambos chicos no lograban acostumbrarse a ello, y menos Manuel.

El alfa estaba emocionado, ése sería un muy buen día, pues además de la conversación de sus padres, de la cual estaba seguro de que saldría bien por la actitud de Rayen, se había había decidido a tratar una vez más de el omega acepte sus sentimientos por él, de lo cual también estaba más o menos seguro, después de ese beso...

—¿Qué crees que les quiera decir mi mamá a tus papás?— pregunta Manuel en un momento en el que estuvieron apartados, mostrando preocupación.

—Ella dijo que no era nada malo, además, se ve bastante animada. Confía un poco.— el otro asiente.

El almuerzo se desarrolló de manera normal, y Manuel fue poco a poco calmando su nerviosismo gracias al ambiente positivo, e incluso durante un rato olvidó el tema mientras hablaba con Martín, quien también se sentía más tranquilo.

—Bueno, les toca hablar a los adultos... chicos, ¿por qué no levantan los platos y luego van a otra parte mientras tanto?— ambos, no muy de acuerdo de no poder saber qué hablarían, se levantan y recogen todo como les habían dicho, luego salen de la cocina, y ambos caminan al cuarto de Martín. —¡Puerta veinticinco centímetros abierta!— grita la beta al verlos.

—¡¡YA, MAMÁAA!!— grita de vuelta Martín avergonzado cuando Manuel volteó a ver, lo que causó una risita común al resto.

Manuel entra a la pieza y se sienta en la cama, mientras que Martín junta la puerta a la distancia indicada por su madre, y luego camina hacia donde está el omega.

—¿Y qué cree que vamos a hacer estando yo...?— en ese instante siente cómo Martín lo agarra de los hombros y lo echa hacia atrás en la cama, posicionándose encima suyo para su gran sorpresa. —¡¿Pero qué...