La confesión de los lobos

693 95 5
                                    

Ahora que su padre no estaba, pensaba en que podría decirle todo a su madre. Probablemente no reaccionaría bien, pero era mucho mejor que Antonio. Mucho mejor.

Aún le quedaban cinco meses, y dentro de poco ya no podría ocultarlo y era mejor contarle antes de que se enterase ella misma, y de todos modos iba a necesitar ayuda, pues un par de adolescentes no podrían ellos solos, pues Manuel durante el tiempo transcurrido tampoco había tenido los cuidados necesarios y se había estresado mucho, y tampoco sabría qué hacer cuando fuera a tener al bebé o qué hacer después, y dudaba mucho que Martín supiera.

Estaban la pareja junto a Vene, sentados en el pasto en un rincón más bien alejado del patio, cuando Manuel les habló del tema de Antonio.

-Oigan... mi padre viajó, y no volverá en un tiempo...- entonces su amiga se le adelantó.

-Debes hacer algo entonces, dentro de poco ya no podrás ocultar eso.- dijo ella señalando su estómago.

-Es lo que quería decir... y no le digas "eso".- dice acariciando su vientre disimuladamente, lo que no había pasado desapercibido por Martín, que llevaba un buen rato mirando allí.

-¿Y qué haremos?- dice el alfa, esta vez mirándolo a la cara. -¿Le decimos a tu madre y a mis padres?

-Creo que es lo mejor.- suspira.

-¿Y cuando planean hacerlo?- pregunta Vene.

-Hoy mismo.- dice seguro a Martín, haciendo que los omega lo vean sorprendidos y algo confundidos. -Iré a tu casa en la tarde. Tengo otra entrevista hoy.- dice poniendo cara de sufrimiento y acostándose en el pasto, dejando caer su cabeza cerca de la pierna del moreno.

-¿No es muy pronto? ¿Qué le diremos a mi madre?- dice rápidamente, nervioso.

-¿Para qué esperar más? Cada día se nota más el aroma.- dice acercándose y apoyando su cabeza en las piernas del otro, quien se sorprendió con las ganas de mover la mano para acariciarle el pelo, las cuales reprimió al instante. Luego procesa lo que había dicho de su aroma y se pone rojo.

-Trato de ocultarlo, ¿bueno? No es como que no me bañara en dos días.- dice apartando la mirada avergonzado y moviéndose a un lado, haciendo que la cabeza de Martín cayera al pasto.

-¡Pero no es un mal olor!- dice arrastrándose hasta que lo alcanza y lo abraza de la cintura y esconde su cara en un costado. -Me sigues gustando.

-Ya, rarito.- dijo ocultando una sonrisa, mientras Vene los miraba con cara rara, en el momento que suena el timbre para volver a clase.

Después del colegio, antes de que Manuel y Vene se separen de Martín para volver a casa, el alfa le recuerda que esa tarde iría a su casa para hablar con su madre, y Manuel sólo asiente nervioso, se van por su lado.

-¿Sabes lo que le vas a decir?- pregunta Vene cuando llevaban un rato caminando.

-No lo sé... no puedo pensar con claridad.- suspira. -Lo pensaré hasta entonces.- no vuelven a decir palabra hasta les toca separarse.

Manuel sigue caminando hasta su casa, y como todo los días, saluda a su madre y a su hermana, se dirige a su cuarto, deja sus cosas, y va al comedor a almorzar.

Después de comer, se echó en su cama, sin dejar de pensar en lo que le podría decir a su madre, y sentía pasar el tiempo muy lento. A veces era tanto el nerviosismo que no podía evitar levantarse y dar unas vueltas por su cuarto mientras se muerde las uñas, para luego volver a sentarse y quedarse otro rato más. Iba por la quinta vez que se paraba cuando escuchó que tocaban la puerta, y corre a abrirla antes de que fuera alguien más, y entonces la abre.

-Hola.- dice Martín cuando lo ve.

-¿Por qué esa cara?

-No creo que me haya ido bien en esta entrevista.- dice masajeándose el cuello con su mano.

-Ya vendrán más.- dice Manuel saliendo de la casa y cerrando la puerta.

-¿No íbamos...?

-Sí, pero debo pensar mejor.- camina hasta la banquita que había en la salida de la casa y se siente allí, y Martín se acomoda a su lado. -Ay, me va a matar.- dice cubriéndose parte de la cara con una mano.

-Creo que es mejor que te mate ella que tu padre.- Manuel asiente, y después de un rato de silencio el rubio se levanta y extiende una mano. -Sólo hagámoslo.- El moreno se la toma y se levanta, se dirige a la puerta y la golpea, abre su hermana.

-¿Quién es?- dice ella al ver a Martín.

-Alguien.- dice Manuel haciendo que el alfa entre. Martín mira la casa por dentro, era pequeña, y tenía el papel de la pared rasgado y algunas partes del techo estaban rotas, aunque no es como que dejara entrar agua si es que llovía.

No tenía mucha decoración, ni cosas muy caras, y todas se veían viejas, aunque todo estaba limpio y ordenado. Martín debía admitir que Manuel era más... humilde... de lo que creía, pero a pesar de eso, el chico nunca se había quejado ni acomplejado.

-¡Mamá!- dijo en voz alta. -¡Mamá! ¡¿Puedes venir, por favor?!- es entonces cuando escuchan a la mujer abriendo la puerta y saliendo de su cuarto, y al asomarse por el pasillo que va al salón, levanta la mirada y se queda plantada y confundida al ver a Martín.

-Buenas tardes.- saluda el rubio, sin saber qué es lo que debían hacer a continuación. Rayen a su vez, inclina un poco la cabeza, correspondiéndole el saludo.

-Tiare, ¿puedes irte un rato?- pregunta el hermano de la chica, con gesto suplicante.

-¿Qué? ¿Por qué? ¿A dónde?- pregunta ella aún más confundida.

-Ya te lo diré. Sal un rato, date un paseo en el parque o algo.- ella frunce un poco el ceño, toma su chaqueta colgada en la entrada, y sale de le casa, dejando a los demás solos. -Sentémonos.- dice el moreno, que se estaba poniendo aún más nervioso y no creía que sus piernas fueran a dar para mucho más.

Wolf Legends - Leyendas de lobo ~ OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora