Otro lobo (Extra 1/4)

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El omega estaba tendido en la cama después de una larga noche sin haber podido dormir nada, entre mares y mares de lágrimas que no dejaban de caer, y sollozos que le tenían el pecho cansado.

—¿Qué es esto?— no podía entenderse a sí mismo. No entendía cómo algo así podía provocarle tal dolor. Sentía que su corazón estaba maltratado... tanto tiempo que sentía que se podría, para que luego durante cierta temporada volviera a latir con fuerza, aún sabiendo que no duraría mucho y que meses después volvería a estar roto.

Lo extrañaba, lo extrañaba muchísimo. No entendía cómo algo así podría llevarlo a la depresión y a sesiones y más sesiones de psicólogo que no resultan en nada. Sesiones a las que con el tiempo dejó de ir.

Ya iba siendo hora de levantarse para ir a trabajar, así que con esfuerzo camina hacia el baño para darse una ducha.

Antes de salir de la casa, mira el correo que estaba en la entrada. Puntuales allí estaban las cuentas de la luz y el agua, y Lovino otra vez se sentía apretado por las pagas, dudando de cuánto tiempo más podría mantenerse así.

Como si las cosas no estuvieran suficientemente mal, al medio día, mientras estaba en la oficina, se le acerca Gilbert inesperadamente.

—¿Qué hay, Lovi?

—No me digas así.— contesta cortante, sin siquiera mirarlo. El otro ríe.

—Oye, Lovino... no quería comenzar así el día, pero...— cambia totalmente el tono de su egocéntrica voz a una más tranquila. —Tengo malas noticias.— se rasca la cabeza, sin saber cómo explicarle. Lovino se da vuelta y lo mira confundido.

—¿Sobre qué es?— pregunta, un poco preocupado.

—Ya sabes que la compañía está teniendo problemas...— el omega anticipó lo que estaba a punto de decirle. —Tendrán que bajarle el sueldo a unos trabajadores y...

—¡No!— lo interrumpe levantándose de su silla bruscamente y acercándose a él. —No, Gilbert, ¡no pueden hacerlo!— dice fingiendo enojo, pero dentro de su cabeza comenzaba la desesperación. —Es broma, ¿verdad? es de tus bromas estúpidas.— dice frunciendo el ceño, pero abriendo bien los ojos.

—Oye, lo siento, no está en mis manos... yo igual quisiera que fuera una broma.— dice rascándose la nuca mientras miraba hacia otro lado. Lovino se agarra la cabeza con los lados.

No podía permitirse eso... tenía cuentas que pagar y en ese momento ya se quedaba corto de dinero desde hace tiempo, simplemente no podía ocurrir. Alza la vista en el momento que ve que el peliblanco está a punto de salir de la oficina.

—¡Oye!— corre hacia él y lo agarra de la ropa, y lo tira dentro de la oficina de nuevo. —Te suplico, ¿no hay nada que puedas hacer?— lo mira desesperado.

—Lo dudo, no eres el único que está en esta situación.

—Pero tienes contactos y eres cercano al jefe, ¡por favor! hemos salido con Antonio y todo...— piensa rápidamente —Eres casi como mi amigo.— Gilbert levanta una ceja. —¡Al menos por el esfuerzo! ¡Vamos! estaré en problemas y no sabría qué hacer, ya sabes... ¡haré lo que quieras por que lo intentes! ¡lo que sea! no puedo dejar que pase esto, en serio no puedo.— deja a un lado su orgullo y mira con ojos suplicantes al más alto, quien piensa un momento y sonríe.

—¿Lo que sea?— se le acerca de frente y se le encima, dejando claras sus intenciones. En cuanto el omega se da cuenta lo aparta de un empujón, molesto.

—Menos eso. Cualquier otra cosa.— dice cruzándose de brazos, nervioso.

—Pfffft... supongo que no te interesa realmente.— el alfa se da vuelta sonriendo al saber que no podría resistirse mucho. —Es una pena... escuché que chantajeaban trabajadores para que renunciaran... así ni siquiera les pagaban indemnización.

Wolf Legends - Leyendas de lobo ~ OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora