El verdadero rostro del lobo

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—Cómo te atreves...— alza un puño, y la chica cierra los ojos.

—Tienes un niño pequeño con él...— entonces el alfa se congeló, y la chica sintió como suelta el agarre y abre los ojos, entonces lo mira mientras caen lágrimas por el rostro del alfa.

—Ya ni siquiera estoy seguro...— susurró, mientras bajaba el brazo, dejándola paralizada.

En ese momento se escuchan varios fuertes golpes que hacen templar el piso, seguidos de un segundo de silencio y el ruido de una ventana romperse, Tiare sonríe aliviada e incluso casi se le escapa una carcajada al ver a Martín entrando al lugar, con una mano ensangrentada. Antonio vuelve en sí y la ira se reaviva más fuerte que nunca al sentir el olor del desconocido.

—Tú... de haber sabido...— Martín lo mira, y reconoce al tipo del taxi que le había gritado rato atrás. Martín mira a Manuel en el suelo, sólo alcanzó a ver eso y sangre, entonces se adelanta con intenciones de abalanzarse sobre el chico, pero entonces Antonio llega antes y lo empuja hacia el lado contrario, haciéndolo caer.

Ambos alfas se miran, y entonces se dieron cuenta de que aquel asunto no terminaría sin antes enfrentarse. Martín se levanta rápidamente, mientras que siente la ira recorrer su cuerpo, mientras ambos gruñen, y casi como si alguien se los hubiera señalado, se abalanzan el uno sobre el otro, entre patadas, mordiscos y golpes.

—¡¡Antonio!!— grita Rayen, pero ninguno reacciona. La omega ve como su hija hace un ademán de que ella también se unirá a la pelea. —No te metas.— la detiene asustada. —Ayúdame.— no había mucho para hacer respecto a Manuel en esos momentos, pero tenía miedo, mucho miedo... no dejaba de sangrar por la cabeza, y entonces se percató de algo más...

En ese momento ambas ven cómo Martín estaba encima del mayor, mientras que tiraba patadas. En ese pequeño instante Tiare notó como la mano de su padre tanteaba el piso, hasta encontrar lo que buscaba.

—¡¡MARTÍN!!— grita la chica, en el momento que el rubio se detiene y el mayor entierra el lado roto de la botella con la que había golpeado a Manuel en la espalda del más joven, quien se encoge del dolor y al instante recibe un puñetazo del otro lado, que lo deja a un lado, perdiendo la consciencia, sin saber que cuando se volviera a levantar, ya no sería él mismo.

Tiare y Rayen miraban la escena, mientras que Antonio se levantaba. Había ganado la pelea, ya no habría más que hacer, las esperanzas habían muerto. La única salida que encontraban en el momento estaba inconsciente, y al lado suyo estaba Manuel desangrándose.

Eso era todo, eso creyeron, hasta que Martín comenzó a levantarse en silencio... ¿Martín? tenía un aura distinta... Ambas lo notaron... había algo distinto en aquel chico que se levantó y rápidamente saltó al cuello del otro, y con un movimiento estampó su cuerpo contra el suelo. Antonio también lo notó. Había algo distinto en aquel chico que lo miraba con las pupilas contraídas y le gruñía, con grandes colmillos y con el aura de un oso... o no... un lobo...

Antonio sintió terror como nunca lo había sentido, y entonces en contra todo lo sospechado, dejó de pelear. El cuerpo del mayor ya no le obedecía... obedecía a alguien más, obedecía como todos allí al nuevo alfa... al verdadero alfa.

—¿Qué cosa eres?— dice atemorizado.

El rubio retrocedió, sin dejar de gruñir, mientras que Antonio intenta enderezarse, y es cuando entendió su posición. Con la cabeza agacha, se dirigió hacia la entrada con la penetrante mirada del alfa amenazándolo, toma las llaves del auto, y huye de ahí, ahora vuelto gamma.

Manuel había abierto los ojos para ver esa última escena, mientras sentía su cabeza arder. Entonces sintió una pequeña incomodidad en la parte inferior de su cuerpo, y posa una mano cerca de su pierna para tratar de levantarse, sin lograrlo a falta de fuerza. Entonces sintió su mano húmeda, y al mirarla estaba manchada con algo rojo. Mira hacia abajo y ve sus pantalones empapados con sangre. "Oh no", fue lo único que su conciencia le permitió decirse a sí mismo, entonces ve cómo Martín lo miraba y se acercaba rápidamente, muy asustado se le encima.

—Alex... ¡Alex!— mira a Martín, sus ojos marrones y sus dientes cambiados... no... no era él.

—Eli...— el aliento no le alcanza para terminar la palabra. Ríe en su interior, pues le recuerda a cierta leyenda que le había contado un padre a su bebé en camino. Sonríe y pierde la conciencia de nuevo.

El alfa lo mira, y siente una gran punzada en su cabeza, mientras que sin saberlo sus ojos poco a poco volvían a la normalidad. Martín mira al omega, sin siquiera detenerse a pensar en qué había ocurrido a su alrededor.

—¡¡Manuel!!— comienza a llorar —Manu...— no sabe qué hacer, entonces agita su cabeza y se levanta, no es momento para que las emociones le ganen. Mira a su alrededor y entonces encuentra lo que busca. Corre hacia el teléfono y llama a su casa. —Por favor, rápido, rápido...— mira a su pareja, que sangraba tanto por la cabeza como por abajo, sentía que en cualquier momento se iba a desmayar, entonces siente la voz de su madre al otro lado de la línea.

Sí, diga...

Mamá, soy Martín...— entonces se le quiebra la voz. —Mamá, Manuel está sangrando demasiado y no sé qué hacer... tiene un golpe en la cabeza y además está sangrando por abajo, y yo... yo...— la beta siente como su hijo se está comenzando a desesperar.

Escúchame, concéntrate.

No puedo, tengo miedo, no sé qué hacer, no quiero que...

¡¡ESCÚCHAME!!— Martín se calla. —Ponme atención, nosotros iremos para allá y llamaré para que traigan a una ambulancia lo más pronto posible, así que cálmate.— Martín asiente un poco más seguro al escuchar los regaños de su mamá del otro lado, sin dejar de mirar a Manuel. —No lo muevan, y tapen la herida de la cabeza, su cuello debe estar derecho con su espalda... ¿está despierto?

Estaba inconsciente cuando llegué... despertó unos segundos y se volvió a desmayar.

Bueno... espérenme ahí, ya vamos... es lo único que puedes hacer por ahora, así que cálmate.— es más fácil decirlo que hacerlo, entonces escucha como su madre cuelga el teléfono y él la imita.

Se aproxima al resto y entonces se agacha a un lado.

—¿Qué te dijo?— preguntó la madre, con la mandíbula tiritando.

—Vendrá, probablemente llame a algún colega suyo para conseguirse una ambulancia lo más pronto posible.— dicho esto, comienza a hacer lo que le había indicado su madre, entre los llantos y el miedo de todos, a la espera de que alguien venga.









AAAA SI YO DIJE QUE ME LEVANTÉ RE LOCA XJSKSKKS KIEEE ESTÁ PASANDO WOOOO

Wolf Legends - Leyendas de lobo ~ OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora