Cuidado de lobo

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Tal y como habían dicho, esa semana Manuel no volvió a colegio. Se pasaría durante un tiempo descansando, alimentándose y cuidándose todo lo que no se había cuidado durante todo ese tiempo.

Martín, como había prometido, añadió a su rutina las visitas diarias a Manuel. El primer día de esa semana, se acerca a Vene para hablarle, a la vez que esta se mostraba desconcertada ante la ausencia de su amigo.

—¿Sabes qué le pasó?— preguntó ella antes de que el alfa siquiera pudiese saludar.

—Eso venía a decirte. No volverá a clases durante un tiempo.— la chica abre mucho los ojos, asustada. —É-él está bien...— dice antes de que se preocupe demasiado. —Sólo que es lo que mi madre aconsejó, pues no se había estado cuidando lo suficiente y necesitaba alimentarse. Es por eso que era más preferible que descansara, así que en adelante lo iré a ayudar a estudiar después del trabajo.— la omega suspira aliviada.

—Entiendo... supongo que es lo mejor... tiene sentido, a mi me sorprendía el que no se le viera nada de vientre... aunque ese suéter feo que usa siempre le cubre todo.— Martín asiente.

—Sí... no estaba bien alimentado.— se frota el cuello y suspira. —No me siento bien con todo eso.— se sienta en la mesa más cercana, mientras Vene lo mira confundida. —Siento que debí darme cuenta... antes, a pesar de las dificultades que tenía en casa, lo veía animado y moviéndose... era lindo verlo emocionarse y ponerse nervioso cuando nos veíamos, y cómo ustedes reían después de que yo me iba y pensaban que no los oía.— Vene se sienta a su lado. —Todo esto ha consumido su energía, en serio me siento muy culpable.— frunce el ceño y hace una mueca extraña, pero que la chica logra descifrar.

—Ay, Martín.— lo abraza, y al alfa se le escapa un pequeño sollozo que había estado aguantando, junto a una lágrima, que limpia rápidamente para luego agitar un poco su cabeza, y poner una expresión seria. No quería llorar, ni mostrarse débil. Sentía que no tenía el derecho. —No es tu culpa, estas cosas pasan, en serio...— el chico sigue sin decir nada. —Yo igual a veces me siento responsable de no haberlo acompañado esa vez, y de no haber seguido buscándolo cuando no lo encontré, pero mira, él para este punto no parece arrepentirse, y si buscáramos así responsables... buff...— huele un poco a tranquilidad por parte de Martín, estaba logrando que se sintiera un poco mejor. —Piénsalo de ese modo. Manuel tuvo la oportunidad de abortar y no lo hizo, tuvo mucho tiempo para pensarlo y decidió tenerlo sabiendo lo que conllevaría, y también decidió que quería que lo acompañaras en todo eso, y sí, la cagaste después de eso, pero te arrepentiste y decidiste apoyarlo y aquí estás, y dudo de que estés realmente arrepentido de todo lo que ha pasado, incluso conseguiste trabajo y lo ayudarás a que no se quede atrás con sus estudios. Además piénsalo, esto de alguna u otra forma los ayudó a unirse bastante, Manuel me cuenta cosas, ¿sabes?— Martín la mira confundido.

—¿Qué?

—Por ejemplo, lo feliz que estaba una vez en el que simplemente se recostó contigo a tomar té en la entrada de su casa, o lo emocionado que estaba después de que todo resultara bien al conocer a tus padres... todo eso. Todo esto lo que está pasando... pues sí, conlleva cosas malas, al igual que todo. Pero de no ser por ese pequeño "accidente" de aquella vez, probablemente seguirían con ese estúpido juego de miraditas y sonrisitas que han llevado durante más de dos años.— Martín medita unos segundos y suelta una carcajada.

—Sí... creo que tienes razón.— sonríe. —Manuel tiene suerte de tenerte como amiga.— la mira a los ojos y sonríe aún más, la chica se sonroja.

—¡No hagas eso, estúpido!— lo golpea fuertemente en la espalda.

—¡¡Auuuch...!! ¡¿Hacer qué cosa?!— dice sobándose.

—Idiota.— lo mira molesta, al momento en que suena el timbre y ella se aleja para sentarse en su puesto, dejándolo desconcertado. No debía olvidar, que aunque no le gustaba, ella seguía siendo una omega, junto a un alfa.

A Manuel no le pasó por desapercibido ese pequeño momento en el que el rubio se sintió deprimido, lo que hizo que en parte se sintiera preocupado, y frustrado de no poder estar con él y no saber qué era lo que ocurría.

Se levantó de la cama y caminó a la cocina, donde su madre lavaba los platos.

—¿No quieres que te ayude?— ella asiente, y el chico comienza a secar y guardar. —Recuerda que hoy vendrá Martín.

—Sí, está bien.— se mantuvieron todo ese rato en silencio.

Manuel si lo pensaba bien... estaba agradecido de haber faltado al colegio. Había estado sufriendo dolores de espalda leves, pero ese día coincidentemente, comenzaron a aumentar, al punto en que tras no mucho tiempo de pie secando loza, lo único que quería hacer era echarse a descansar otra vez, y a penas terminó, caminó a la sala y se acostó en el sillón, apretando los párpados. Su madre, que pasa por su lado, lo mira y se acerca.

—¿Te sientes mal?— dice tocando su cabeza, como viendo si tenía fiebre, pero no era el caso.

—Me duele la espalda.— dice como si ni siquiera quisiera hablar.

—Ya veo, es mucho peso para ti.— el chico asiente. Su madre se aleja y va a la cocina a hervir agua, y minutos después vuelve con un guatero. El menor se da cuenta y se coloca de lado, y en ese momento, Rayen acomoda el guatero en su espalda, aliviándolo un poco casi al instante. Manuel suspira al sentir el agradable calor.

—Gracias.— dice con los ojos cerrados.

—En cuanto puedas, vuelve a la cama. Te llevaré comida.— se levanta de nuevo y se va, dejando al chico solo, pero un poco más tranquilo.

No quiere ni imaginarse cómo será todo eso después, cuando esté más cerca de dar a luz. Suspira otra vez.

El guatero e esa mierda a la que le echai agua caliente y te la poní cuando andai con regla y es terrible rico, no sé si se le dirá así en otros países xd
(Ajjsjaks me dio risa lo maldito de esta nota)
Dentro de poco actualizo de nuevo, lo prometo 😭😭😭 tengo sueñOOO
A momir

Wolf Legends - Leyendas de lobo ~ OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora