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OLIVIA

Cuando salgo de la ducha, encuentro a Alex haciendo la cena. Me acerco a él y me fijo en lo que está haciendo y a lo que le está poniendo tanto empeño, para encontrarlo haciendo unas simples hamburguesas con queso. Me apoyo en la barra y lo miro de arriba a abajo, va vestido con unos vaqueros y una camisa blanca, lleva el pelo engominado y se ha afeitado la barba de tres días que tenía y que tanto me atraía. Siento curiosidad.

–¿Dónde vas?

–¿Por qué crees que voy a alguna parte? –dice, girándose hacia mí y dándome un plato con una hamburguesa.

–Porque rara vez vas vestido por el apartamento –bromeo.

–Touché. He quedado –sonríe y camina hacia el salón felizmente.

–¿Con quién?

–Eso no te interesa –pongo los ojos en blanco y me siento a su lado en el sofá.

–¿A qué hora tienes que irte? Necesito que me lleves a un sitio.

–¿A dónde? ¿Y por qué no vas tú sola?

–A Cityscape Bar & Lounge.

–¿Por qué vas allí? –me encojo de hombros, restándole importancia a su pregunta.

–Porque he quedado con alguien.

–¿Con quién? –levanto mis manos inocentemente y sonrío.

–Eso no te interesa –repito su respuesta.

–Cena y vístete, tengo que salir de aquí en media hora.

–Gracias… –canturreo, caminando hacia el sofá.

Cuando acabo de cenar, voy a lavarme los dientes, me maquillo y me pongo un vestido simple, de color negro y que se ajusta perfectamente a mis curvas. El vestido en sí, es corto, pero no lo suficiente como para que se me vea cierta parte íntima, tiene la espalda al descubierto, con un cordón con tiras cruzadas que lo hace ver más atractivo, y un escote bastante pronunciado, que al tener un pecho grande, hace que el vestido me quede aún mejor. Para terminar, ato mi cabello en una cola alta y dejo escapar algunos mechones que quedan como flequillo a ambos lados de mi cara.

Cuando salgo de la habitación, Alex me está esperando en la entrada. Cuando me ve, parece que se queda sin respiración. Sus ojos, ahora mucho más abiertos que antes, repasan mi cuerpo sin vergüenza alguna. Sonrío al ver que tiene el efecto deseado y noto cómo sus mejillas se sonrojan levemente cuando se da cuenta de que lo he pillado mirándome.

–Joder, Liv, estás... Madre mía –jadea nervioso.

–Gracias –noto cómo sube un rubor a mis mejillas ante la mirada tan intensa con la que me miran sus ojos multicolor–. ¿Nos vamos?

–Eh... Claro –se aclara la garganta cuando nota el tono ronco de su voz–. Sí, vámonos.

Camina detrás de mí, lentamente, sin pronunciar ni una palabra, parece pensativo. Me pregunto en qué estará pensando, y sobre todo, por qué parece que no está muy convencido de hacer algo. Me paro unos segundos para esperarlo, y cuando llega a mi lado, se para junto a mí.

–¿Estás bien? –le pregunto divertida.

–¿Con quién vas a salir?

–¿En eso es en lo que estás pensando? –comienzo a andar de nuevo, invitándolo a seguirme. Lo hace.

–No, solo tengo curiosidad por saber con quién has quedado, no te he escuchado hablar con nadie sobre esta noche.

–No es de tu incumbencia con quién salgo y con quién no –parece reflexionar mi respuesta, y tras unos segundos, asiente.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora