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OLIVIA

Definitivamente la suerte no está de mi lado. Quizá mi destino sea quedarme en Nueva York y conformarme con un trabajo que odie y con el que tenga que vivir durante el resto de mis días. Supongo que haber elegido la carrera de cinematografía ha sido una equivocación, tal vez debería de haber elegido otra con una salida más sencilla y que necesite de más personal, una carrera como medicina, como mi padre me decía que debía escoger, o tal vez magisterio, como mi hermano me recomendaba, o psicología, para seguir los pasos de mi madre.

Algo debo estar haciendo mal para que nada salga como yo quiero que salga. Odio no tener el control de la situación y tener que depender de Alex para poder seguir adelante. ¿Cómo le explico que no encuentro trabajo ni tengo dinero para pagarle el mes? No puedo vivir aquí gratis y no creo que sea tan comprensivo respecto a mi problema, teniendo en cuenta que compartimos el mismo sentimiento de odio.

Mi vida es una mierda.

Tras mandar currículums a varias empresas, decido llamar a Allyson, para hablar con ella y poder desahogarme. Una hora y media después en la que he aprovechado para contarle todos mis problemas, he logrado calmarme y darme cuenta de que solo llevo un par de días aquí, por lo que, todavía tengo tiempo para que las cosas me empiecen a salir bien. Allyson es la mejor dando consejos.

—... Y yo le insulté y le dije que su plan de conquista no iba a funcionar conmigo —apoyo mi mentón en el puño y el codo sobre la almohada, prestando atención a Allyson, que, tras acabar de contarle mis problemas, ha comenzado ella.

—Espero que sea así. No parece que sea un buen chico.

—No lo es, en absoluto —se queda unos segundos en silencio—. ¿Recuerdas a Danna? Estaba en nuestro grupo de amigas en el instituto.

—Se mudó a Washington por el trabajo de sus padres. ¿Qué pasa con ella?

—Me llamó ayer, diciéndome que estaba en San Francisco para hacer publicidad, o algo así, me preguntó si quería quedar con ella, le dije que no estaba, pero que tú vivirás aquí durante un tiempo. Podrías quedar con ella, al menos así tienes a una amiga con quien pasar tu tiempo libre. Sé que mi primo no es una buena compañía.

—No me ha llamado ni mandado ningún mensaje, no creo que quiera quedar conmigo.

—No tenía tu número, se lo he dado yo, pero tenía que ir a trabajar y supongo que hasta ahora no ha podido contactarte. Escríbele tú y sal con ella, ahora te envío su número.

—Está bien, luego la llamo. Gracias por decírmelo, Ally.

—No me agradezcas por eso. Ahora tengo que irme, he quedado con un chico.

—Suerte con tu cita.

Después de colgar, agrego el número de Danna en mi móvil y le envío un mensaje en el que le sugiero quedar algún día y recordar buenos tiempos. Una hora más tarde, recibo su respuesta con la dirección de un bar y la hora a la que vamos a quedar, por lo que empiezo a arreglarme cuanto antes. Me ducho y decido ponerme unos vaqueros cortos junto a una blusa roja sencilla y poco escotada para salir con ella. Dejo mi pelo suelto, que cae suavemente a lo largo de mi espalda y termina unos centímetros por encima de mi cintura, lo peino con los dedos y, tras mirarme en el espejo, caigo en la cuenta de que no necesito maquillarme, por lo que vuelvo a guardar el estuche.

Escucho tres golpes en la puerta que me hacen sobresaltar, y dos segundos después veo cómo se abre a través del espejo. Joseph entra en la habitación, con una sonrisa en su rostro. Aparto mi mirada de mi reflejo para mirarlo y devolverle la sonrisa, de haber sido Alex estoy segura de que lo habría regañado por haber entrado sin mi permiso, a pesar de ser este su apartamento, estoy en mi derecho de mandar sobre la habitación que aún no he pagado.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora