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OLIVIA

–¿Por qué no has querido decirme que tienes un compañero de piso? –me pregunta Nick, sin despegar la mirada del horizonte.

He aprovechado su visita para llevarlo a Baker Beach. Una playa bastante tranquila y solitaria en la estación de Otoño. Es perfecta para poder escapar de la presión que tiene vivir en la ciudad. Personas gritando por la calle, el humo tóxico de las fábricas, el ajetreo de la gente, coches y motos manejados por personas que buscan llamar la atención, pensando que cuanto más ruido haga su vehículo, más importante parece, aunque no sea así... Estoy acostumbrada a ese tipo de cosas, nací en Nueva York, pero no por eso significa que necesite mi descanso de la sociedad por unas horas.

Sin embargo, la tranquilidad no es una de las cosas que más me gustan de esta playa, sino las vistas que tiene del Golden Gate, al sur. Una de las construcciones que más me llamaban la atención al venir aquí y que por cierto, aún no he visitado.

–Porque sé que mamá y tú no habríais dejado de molestarme hasta que cambiara de piso, y la verdad es que no tenía ganas de hacer otra mudanza. Menos mal que no lo hice.

–¿Por qué? ¿Te gusta ese chico?

–No, me refería a que si me hubiese mudado, habría tenido muchos más problemas ya que mamá y papá se han negado a seguir manteniéndome y no encontraba trabajo, así que básicamente me habría quedado en la calle.

–¿Le pagas alquiler a Alex?

–Sí, fue lo primero que hice cuando cobré, aunque él insistió en que no le pagara nada. No quiero que piense que me estoy aprovechando de él, la verdad es que se porta bastante bien conmigo.

Después de superar nuestra intermitente etapa de odio, quiero decir, porque Alex no es precisamente la amabilidad en persona. Puede ser realmente odioso cuando se lo propone, y eso es algo que realmente detesto de él.

–Bueno, me alegra oír eso, de lo contrario iría a partirle las bolas –sonrío al oír su agresivo comentario.

Mi hermano siempre ha sido demasiado sobreprotector conmigo, incluso mucho más que mi padre. La diferencia es que Nick intenta hacer un esfuerzo por llevarse bien con el chico que me gusta cuando ve que realmente me gusta, mi padre no, mi padre odia a quien sea que se me acerque desde que entra hasta que sale de mi vida.

Por eso nunca he hablado de chicos en casa. ¿Para qué?

–Quiero saber algo más, y te prometo que termino de agobiarte con preguntas, pero tienes que ser sincera –me mira, por primera vez desde que vinimos a la playa.

–¿Qué? enarco una ceja, preparándome para la pregunta.

Verás...

–¿Tienes novio?

–No –me limito a contestar.

–¿Tienes algo por ahí que pueda acabar en una relación?

–No, aunque hay un chico que insiste mucho en que salga con él...

Zach lleva toda esta semana enviándome mensajes para volver a quedar. Le prometí llamarlo el sábado para salir a tomar algo, pero ya que está mi hermano aquí, supongo que tendré que posponerlo, de nuevo. No pienso dejar a mi hermano solo, o con Alex, no sé qué es peor. Cuando Nick se vaya, le explicaré el motivo por el que no he podido hablar con él. Lo entenderá, aunque si no lo hace, tampoco es que me importe.

–¿Pero...? –deja la frase a medias.

–Pero a mí no me gusta. No en el sentido romántico. Me parece un chico muy agradable y simpático, pero a mí me gusta otro.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora