Extra 1

1.4K 76 7
                                    

ALEXANDRE

-¿Por qué no podéis decir cómo se llama? Desde que sabéis que es una niña lo habéis mantenido oculto. Quiero saberlo -escucho la queja de Joseph cuando llego a casa. Liv se ríe.

-Alex y yo hemos decidido que hasta que no nazca, no diremos el nombre.

-¿Por qué? No entiendo esa necesidad.

Apoyo mi hombro en el marco de la puerta, cruzándome de brazos y viendo a mi novia y a mi mejor amigo discutir sobre el nombre de mi hija. Ninguno de los dos ha notado aún mi presencia.

-No lo sé, Joey.

Mi corazón se hincha de felicidad al ver a mi novia embarazada reír. Es un sonido maravilloso que, junto al vientre de nueve meses, hacen una imagen perfecta. La he echado de menos.

Casi me da un infarto cuando Abby me dijo que tendría que ir a San Francisco porque la galería había tenido problemas que tenían que solucionarse de inmediato. He estado toda la semana allí y cada día que pasaba, tenía aún más miedo de que Olivia se pusiera de parto y yo no pudiera estar con ella, por eso le dije a Joseph que viniera a estar con ella, para hacerle compañía.

La casa que Liv y yo nos compramos hace dos meses es lo bastante grande como para poder tener visitas. Hay tres habitaciones para invitados.

-¡Alex! -el abrazo que Olivia me da interrumpe mis pensamientos.

El único contra que podría ponerle al embarazo, es que con la gran barriga que tiene Olivia, no puedo abrazarla como me gustaría, no puedo sentirla como me gustaría. Sin embargo, lo compensa que con el embarazo, el deseo sexual de Olivia ha aumentado notablemente, cosa que me encanta.

Empezamos y acabamos el día de la mejor manera.

-¿Cómo has vuelto? ¿Por qué no le has dicho a Joey que fuese a recogerte al aeropuerto?

-He cogido un taxi -la beso con ternura, enredando una de mis manos en su pelo para intensificar el beso.

-Adoro este reencuentro entre enamorados, de verdad que sí, pero no podéis besaros de esa forma cuando yo estoy delante, joder.

-¿Cómo te sientes? -le pregunto a Liv, ignorando a Joseph.

-Últimamente he sentido dolores fuertes. Según el médico es normal, dice que son leves contracciones -habla en mi cuello-. Por suerte Joseph ha estado aquí para cuidarme.

-Tengo que hacerme responsable de mi sobrino.

Me río, abrazando con fuerza a Liv, que me lo impide cuando me separa de ella de un empujón. Su rostro está ligeramente pálido y sus ojos están abiertos con sorpresa. La miro con confusión, y me fijo en la cara de Joseph, que tiene una mueca de absoluto asco.

-¿Te has meado? -le pregunta él.

-Va a nacer -murmura Liv, mirándose las piernas.

-¡¿Qué?! ¿Ahora? -chillo- No, joder, no estoy preparado para esto, no me ha dado tiempo a terminar el libro para la preparación del parto.

- Qué asco. No voy a tener hijos nunca.

-Llevarme al hospital, par de idiotas -gruñe Liv, colocando su mano en su vientre.

Apenas recuerdo las últimas dos horas. El camino al hospital fue terrible. Mis nervios están a flor de piel y siento que voy a perder la calma. Olivia pasea de un lado a otro por la habitación que nos han asignado, según el médico, es bueno que camine porque ayuda a la niña a tomar una buena posición para venir al mundo.

-Alex, tráeme helado de chocolate -me pide Liv, agonizando a causa de las contracciones. Levanto la mirada del libro para verla.

-Cielo, no creo que comer helado de chocolate sea bueno durante la dilatación. Tal vez unas galletas, un té... -me interrumpe, haciendo una mueca de dolor.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora