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ALEXANDRE

Olivia se fue, notablemente incómoda por la mirada de la mayoría de la gente del restaurante. Me fastidia que haya tenido que irse tan pronto por eso, me fastidia no poder evitar que estos idiotas la miren de esa forma, burlándose de ella. No entiendo qué es lo que ha podido causar eso, pero me jode que la gente sea tan descarada.

–Me alegra saber que vas a volver a tu apartamento. Eres como un grano en el culo.

–Gracias, amigo, yo también te aprecio.

–¿Me aprecias? Eso es menos que querer. ¿Es que ya no me quieres? ¿Ya hay otra persona que ha ocupado tu corazón?

–Sí.

Es cierto, Olivia ha ocupado por completo mi corazón y no hay nadie que pueda sacarla de ahí.

Después de ver lo destrozada que estaba por haberse acostado con Zach, me era imposible no acercarme a ella y abrazarla. Verla en ese estado, llorando de esa manera... Realmente me rompió el corazón. Todo el enfado, todos los celos que sentía se disiparon poco a poco para dar paso nuevamente al amor que siento por ella.

Tenerla de nuevo en mis brazos me ha hecho ver que de verdad la necesito en mi vida, que la quiero demasiado para dejar que una estupidez provocada por el enfado y los celos no va a destruir lo que siento por ella. Voy a darle una oportunidad, al fin y al cabo, ella es la que me ha salvado, la que me ha demostrado que detrás del túnel se encuentra la luz, la que me ha hecho ver las estrellas, nunca mejor dicho.

Ella es mi cielo, es la estrella que ilumina mi vida, es la persona que no quiero perder porque mi amor por ella es infinito, al igual que lo son las estrellas de la galaxia.

Escucho a Danna ahogar un grito, horrorizada, cuando empieza a reproducir un vídeo en su móvil. Joseph y yo nos miramos con una expresión confundida, antes de volver a enfocar nuestra atención en la chica de rostro pálido que se encuentra delante de nosotros.

–¿Qué pasa? –pregunto con impaciencia cuando no habla.

–Creo que ya sé el motivo por el que todas estas personas miraban a Olivia de esa manera.

–¿Cuál? –exijo saber, cuando mi móvil vibra avisándome de que tengo un nuevo mensaje.

Jason me ha enviado un vídeo, por lo que desbloqueo mi móvil y comienzo a reproducirlo.

Siento el color abandonar mi cara cuando reconozco el rostro de la chica que es protagonista. Miro el vídeo en silencio, escuchando cada gemido, cada palabra que ambos dicen, y a pesar de lo difícil que es para mí ver esta mierda, no puedo evitar sentir una pizca de satisfacción cuando los labios de Olivia gimen mi nombre en lugar de pronunciar el de Zach.

Duele, quema, me mata por dentro. Mis puños sienten la necesidad de golpear al chico que ha publicado esto en las redes, provocando la burla de los idiotas que nos rodean, incomodando a Olivia, haciéndola sentir mal.

Sé lo que es que alguien publique un vídeo humillandote, sé lo que es sentir la mirada de todos sobre ti, juzgándote, señalándote. Sé lo que es tener la impotencia de no poder hacer nada para solucionarlo. Porque el mismo idiota que ha publicado el de Olivia también publicó el mío.

–Tengo que irme –anuncio levantándome, tanto Joseph como Danna me miran.

–¿Qué vas a hacer Alex?

–No voy a hacer nada.

Solo voy a asegurarme de que Olivia está bien.

Cuando entro en el apartamento, el sonido de los sollozos de Olivia invaden mis oídos. Camino a paso rápido hasta la habitación, entrando sin golpear antes a la puerta, y la imagen que veo de ella me rompe en mil pedazos.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora