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ALEXANDRE

Edito mis fotos mientras Olivia duerme abrazada a mí.

Mañana tengo que entregarle diez a Abby, para que ella pueda enviárselas a un galerista interesado en mis fotografías, y hasta ahora no he tenido tiempo para poder editarlas a mi gusto. Olivia me propuso quedarse despierta y hacerme compañía, pero el sueño es más fuerte que cualquier otra cosa.

Últimamente estoy más estresado de lo normal. No es que me queje de la vida que tengo, quiero decir, tengo una novia preciosa y mi trabajo como fotógrafo va mejor que nunca, Abby se encarga de conseguir exposiciones para anunciarme y por primera vez, después de tantos años, he decidido hacer mi trabajo público, dar la cara y no firmar como un autor anónimo y no ir de incógnito a las galerías.

Sin embargo, el estrés de conseguir fotos nuevas, el no tener tiempo para dibujar y no poder expresar mis sentimientos me está afectando, por no hablar de que, últimamente mi madre no ha parado de llamarme y de abrumarme con mensajes para que la perdone, al igual que Taylor, que empezó a intentar contactar conmigo justo al día siguiente de volverme público.

Estoy demasiado cansado con toda la situación que me rodea y que me presiona cada vez más.

Lo único que quiero es que me dejen en paz de una maldita vez. Mi madre me ha mentido durante toda mi vida acerca de mi verdadero padre, y de no ser porque la descubrí in fraganti hablando de ese tema, jamás lo habría sabido. Con mi supuesto padre, por otro lado, he tenido que aguantar sus maltratos, sus golpes y sus insultos, por no hablar del miedo que me hacía sentir cuando volvía a casa borracho todas las noches. Y Taylor... Esa zorra ni siquiera merece que la mencione.

Mi paciencia está a flor de piel, mi malhumor está presente durante todo el día, hasta por la noche, cuando tengo que ir a recoger a Olivia al trabajo, verla a ella consigue calmarme, pero al día siguiente, cuando despierto y ella ya se ha ido, el estrés vuelve a mí.

A veces desearía mandar todo a la mierda y simplemente huir lejos. Donde nadie me conozca, a un lugar donde no haya estrés, ni enfados, acompañado de Olivia, la única persona que es capaz de soportarme y quererme sin intereses.

Suspiro pesadamente, apartando el ordenador de mis piernas y colocándolo sobre la mesita. Ni siquiera me molesto en apagarlo, simplemente lo cierro y me olvido de mi trabajo, acurrucándome con Olivia, que ha empezado a murmurar incoherencias en sueños.

Enredo mis dedos en su suave pelo, acerco mi rostro al suyo y la beso con ternura, cerrando los ojos y sintiéndome extremadamente cansado. Mis músculos se relajan cuando me deleito con su dulce aroma a fresas y poco a poco me dejo vencer por el sueño, sintiendo sus dedos acariciando mi abdomen.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora