34

1.4K 77 3
                                    

ALEXANDRE

–Tengo que marcharme a Seattle.

Ver la expresión de Olivia me dolió profundamente. Que Abby me haya dicho que tengo que irme a Seattle para exponer mis obras y poder promocionarme en más ciudades, al principio me alegró, claro que toda esa felicidad se fue a la mierda cuando me di cuenta de que Olivia no podría venir conmigo.

–¿Qué? ¿Pero por qué? Es que… –se calla para dejarme hablar, pero me quedo en silencio. El nudo en la garganta me impide contestar, y ver sus ojos humedecerse me entristece aún más– ¿Por cuánto tiempo? –me anima a hablar.

–Un mes –sus ojos se agrandan–. Me voy mañana.

–¿Mañana? ¿Un mes? –exclama incrédula– Ni siquiera vas a estar para mi cumpleaños –murmura decaída.

–¿Tu cumpleaños?

Su primer cumpleaños conmigo y ni siquiera estaré con ella para celebrarlo. Soy el mejor novio de todo el jodido universo.

–¿Qué día es?

–Es el veinte de diciembre –la desilusión tiñe su voz. Así que quedan dos semanas–. ¿Por qué tienes que irte? –cambia de tema.

–Es... No es nada importante, solo… –me interrumpe, ahora visiblemente enfadada.

–Alex, está claro que es importante, está claro que te afecta irte y me he dado cuenta de que no es algo que tú hayas elegido porque sí. Tiene que ver con tu trabajo, ¿o me equivoco? –me conoce demasiado bien, así que no sirve de nada negarlo. Asiento con la cabeza, incapaz de hablar– Sabes que no me gusta que minusvalores tu trabajo. Es tan importante como cualquier otro y cualquier cosa que tengas que hacer relacionado con ello, va a parecerme bien, ¿vale? Obviamente me entristece la idea de separarme de ti por un mes, porque... Por razones obvias se me hará difícil vivir sola en un apartamento donde te veo todos los días –intenta bromear–. ¿Por qué tienes que irte?

–Abby quiere promocionarme y dar un paso más en mi carrera profesional, así que se ha encargado de anunciarme públicamente en Seattle, mostrando mis obras. Un galerista muy famoso de la ciudad las ha visto y le ha propuesto a Abby firmar un contrato para poder exponer mis obras allí. Tendré que quedarme como mínimo un mes porque quiere que las fotos que exponga sean referentes de su ciudad y necesito mucho tiempo tomar las fotos de todo Seattle, seleccionar las que quiero y editarlas –cojo aire para respirar y miro a Olivia, que sorprendentemente ha permanecido en silencio todo mi relato.

–Vas a ir a Seattle –me ordena con voz seria.

–Pero no quiero alejarme de ti, apenas llevamos dos semanas siendo novios. Le he preguntado a Abby si puedo llevarte conmigo y aunque ha dicho que sí, sé que no vas a pedir días libres en tu trabajo para venir conmigo, tu jefe no te dará un mes de vacaciones y supongo que tienes muchas cosas que hacer –parece recordar algo cuando hablo, pero lo que sea que haya sido, lo ignora.

–A mí tampoco me gusta la idea de separarnos, pero es una gran oportunidad para ti, Alex, sácale provecho, porque cosas así no pasan todos los días. Vas a promocionar tu arte –me sonríe encantada–. Eres un gran fotógrafo, te lo mereces.

La atraigo a mis brazos, abrazándola con fuerza, respirando su aroma a fresa, ese que tanto voy a echar de menos. Me jode muchísimo tener que separarme de ella cuando apenas hemos tenido tiempo para disfrutar de nuestra relación, pero tiene razón, es una gran oportunidad y tengo que aprovecharla.

–¿Por qué estabas tan enfadada cuando salí del baño?

–No estaba enfadada –miente.

–Olivia, te conozco mejor que tú –pongo mis ojos en blanco.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora