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ALEXANDRE

–Al director le ha encantado tu exposición, Alex, quiere renovar tu contrato, quiere que tus obras sean más reconocidas, quiere llevar tu arte a otras ciudades, a Los Ángeles, Nueva York, Washington, ¿tienes idea de lo que es eso? ¡Te estás haciendo famoso!

–Yo no soy el que se está haciendo famoso, es la chica de las fotos la que me está haciendo famoso, deberías agradecérselo a ella, no a mí.

–Por supuesto que a ella también tengo que felicitarla, pero no te quites mérito. Eres un artista, eres fabuloso, eres genial. ¿Has visto el retrato que le has hecho? Es realmente precioso.

–Bueno, únicamente he dibujado a Olivia, si ella no fuese tan hermosa no me habría salido tan bien.

–¡Deja de quitarte mérito! –me golpea el hombro, haciéndome reír– Vamos, ahora preséntame a tu musa. Tengo muchas ganas de conocerla.

–Claro, ella... –me callo cuando recorro el lugar con la mirada y no la veo por ninguna parte– Estaba aquí. ¿Se ha ido?

–Alex –me habla Abby, obligándome a mirarla–. Dime por favor que le has dicho que tú y yo no somos nada –su pregunta me confunde, pero rápidamente la entiendo.

–No –murmuro.

–Joder, Alex, ¡me he abalanzo sobre ti como una loca! Dime qué puede pensar alguien cuando ve a dos idiotas abrazarse de esa forma –aprieto mis labios con fuerza.

–Tengo que ir a buscarla. ¿Puedes ocuparte del resto de la exposición?

–Claro, no te preocupes.

Asiento agradecido y salgo de la galería. Busco a Olivia por todas partes, la llamo ocho veces al móvil, y no tengo forma de dar con ella.

La desesperación se hace más fuerte a medida que pasan los minutos y sigo sin tener noticias de ella. Me duele que se haya ido de esa forma, me duele haber sido tan idiota y no haberle contado antes que mi relación con Abby es estrictamente profesional. Me duelen tantas cosas que el dolor de cabeza que empiezo a sentir me aturde.

Necesito encontrarla.

Una hora buscándola. Llamo a Joseph, hago que él llame a Danna, llamo a Connor, incluso llamo al imbécil de Zach. Pero nadie tiene noticias de ella y el último me ha colgado directamente.

Como último recurso, voy al apartamento, aunque probablemente Olivia no esté ahí. Lo más seguro es que se haya ido a alguna parte a despejarse, no creo que quiera estar en el piso sabiendo que yo puedo ir allí en cualquier momento.

Cuando entro, me sorprende escuchar unas voces en la habitación de Olivia. La presión que siento en el pecho disminuye de golpe. Suspirando aliviado, camino por el pasillo, acercándome a la habitación, dispuesto a hablar con ella y a explicarle la situación.

Ni siquiera me ha dado tiempo a pedirle que sea mi novia, Abby nos ha interrumpido.

Me detengo a un paso de coger el pomo de la puerta, cuando escucho la voz de Danna al otro lado. Joseph me dijo que ella no sabía nada. O ella ha mentido, o ha sido Olivia la que le ha pedido que lo hiciera.

–He sido una estúpida. No debería haberlo hecho, estaba muy enfadada y lo he utilizado para pasar el rato. Soy una zorra –Olivia está llorando.

La tentación de entrar en la habitación es fuerte, pero la curiosidad por saber de lo que está hablando lo es más, así que me quedo detrás de la puerta, apoyado en la pared, y escucho la conversación sin hacer ruido.

–Alex y tú no sois nada, estás en tu derecho de hacer lo que quieras. No te sientas culpable por algo como eso, todo el mundo lo hace constantemente.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora