16

1.7K 105 26
                                    

ALEXANDER

Mi madre seguía hablando, dándome mil excusas diferentes para hacerme entrar en razón y así perdonarlos por ser unos padres de mierda, pero mi mente estaba en otro lado, en Olivia, concretamente. Quiero que esté a mi lado. Ahora mismo la necesito más que nunca. Ella me apoya, ella me defiende a mí.

–Nosotros te queremos –escucho decir a mi madre–. Nunca tuvimos la intención de hacerte daño –asiento ignorándola, sin despegar la mirada de mi móvil. Me siento un crío cuando lo regañan y lo odio. Lo odio porque cuando era pequeño tenía que soportarlo, pero ahora no tengo porqué pasar por esto.

–No sé por qué hemos perdido el tiempo viniendo a visitar a este mocoso, ni siquiera te está prestando atención –miro a Jacob con cara de pocos amigos.

–En eso tienes razón. Ahora os invito educadamente a que os vayáis a la mierda –me levanto del sofá y voy a la cocina. No soporto que estén tan cerca de mí.

–Alex, por favor, solo queremos tu perdón, hemos venido aquí solo para... –levanto mi mano, para hacer callar a mi madre, que obedece.

–Sois unos padres de mierda –empiezo, notando la furia crecer dentro de mí a medida que hablo. Mi madre me mira con ojos perplejos ante mis palabras–. Creéis que hacer el esfuerzo de venir aquí, después de siete años, lo va a arreglar todo, pero no es así. Tú no eres nadie para mí –señalo al idiota de Jacob–, solo eres un jodido alcohólico con problemas de ira, y tú –señalo a mi madre–, eres una zorra a la que no le importa la felicidad de su hijo, al que por cierto le has mentido durante toda su vida. Tenéis la cara de venir aquí y pensar que por pedir disculpas lo vais a solucionar todo, pero estáis muy equivocados. Así que moved el culo y salid de mi maldito apartamento por las buenas o pienso sacaros yo a la fuerza. No quiero hacer las paces con vosotros, no os quiero en mi vida, he estado siete años sin vosotros y puedo aseguraros que han sido los siete mejores años de mi vida –eso es mentira, pero no tienen por qué saberlo–. No quiero volver a veros nunca, ¿entiendes esto bien o quieres que te lo escriba, mamá? Lárgate de aquí y no vuelvas jamás.

No me doy cuenta del espectáculo que acabo de montar, hasta que Olivia sale alarmada de su habitación. Ha debido escuchar mis gritos, creo que toda la ciudad ha tenido que escucharme.

Se acerca a mí como si nada, como si no estuviese a punto de explotar. Tengo la respiración agitada y la vena del cuello hinchada, creo que nunca antes he estado tan enfadado como lo estoy ahora. Pone una mano sobre mi hombro, tratando de tranquilizarme con su contacto, pero esta vez, no hace nada.

–¿Va todo bien por aquí?

–Sí, va todo genial, ¿no lo ves? –digo de mala gana.

–¿Por qué no vamos a comer algo? –¡¿qué coño dice?! ¡¿Acaso está loca?!

–Olivia, este no es el momento para ser una buena anfitriona –digo con los dientes apretados.

–Creo que a todos nos vendrá bien despejarnos un poco.

–Tu novia tiene razón, vamos a comer. Estoy muerto de hambre y ni siquiera has tenido la decencia de darnos algún aperitivo –Jacob se levanta del sofá, mirándome inexpresivo.

Doy un paso hacia adelante, sintiendo cómo la vena hinchada de mi cuello amenaza con explotar en cualquier momento. Hago el amago de abalanzarme sobre él, pero Olivia me detiene, poniendo una de sus manos en mi pecho, para hacerme retroceder. Pongo mi mano derecha sobre la suya y la aprieto ligeramente, respirando hondo.

–Conozco un restaurante muy bueno a dos cuadras.

–Olivia... –la voy a matar.

–Por favor, Alex –entrelaza nuestros dedos, en un intento fallido de calmarme.

Como Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora