Capítulo 48

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Violette

Desconozco el total de días que llevo en un lugar desconocido, desconozco hasta si respiro sin que me duela la mitad del cuerpo.

He incluso convulsionado a base de altas fiebres que entre delirios me di cuenta tenía.

El olor a desinfectante forma parte de mi día a día, lo más probable es que tenga semanas en este lugar remoto.

No sé de Tyler, de mi trabajo, de quien único se es de Leonel que viene cuando se le da la gana o se acuerda de mí.

La soledad aumenta mi frustración, las pesadillas de que soy horrible, mi rostro desfigurado, que los tacones de mil dólares no podré lucirlos, provocan mi desespero, haciéndome despertar a altas horas de la noche sudada y asustada, sigo sin poder moverme y en realidad la mayor parte del tiempo estoy sedada, donde no escucho nada, a nadie.

La verdad es que ignoro hasta lo que como, como sigo si en días solo duermo.

El choque, mis llantas explotadas, yo corriendo por el bosque con las ramas rasgando mi piel, yo tirada desangrándome y los pasos de esa persona resonando tras de mí, es lo que se repite como un tráiler en mi memoria.

Hace rato intento despertar, abrir los ojos porque la sensación de ser perseguida atosiga todo dentro de mí, siento que corren, que alguien cierra sus manos entorno a mi garganta, obstruyendo las vías respiratorias.

La soledad no ayuda en lo absoluto, maldigo la hora en la que no tengo a nadie, que solo debo esperar, maldigo a quien mató a Lucy por quitármela, odio a todo el mundo.

Impotencia rasga mi pulso, acelerándolo, rabia calienta mi pecho, odio destilan mis poros. Estoy aquí no sé desde cuándo, estoy aquí sin actual. ¿Dónde está mi objetivo? Esa perra gorda debe estar gozando de una vida tranquila, respirando sin dolor, no como yo que hacerlo incluso duele como el infierno.

La maldigo todos los días de mi vida, rezo para que tenga la peor de las muertes.

Sería fantástico que también se quedara sola como yo, que perdiera a todos aquellos que la aman, la adoran, los mundos de todos girando alrededor de una rubia de nomas un metro con algunos sesenta y siete centímetros, con unos horribles ojos verdes, porque según muchos tiene carisma, tiene temple y presencia cuando según yo y es lo que importa solo es una perra ramera.

Esto va más allá de que dañara mi relación, esto es por mí, porque aprendí en la vida que de nadie debo dejarme pisotear, porque aprendí que si yo no me hago respetar nadie lo hará por mí. Esa gorda rubia hartó mi paciencia, se vanagloria en su pedestal, nadie puede venir a decirme que es inocente, nadie es inocente en esta vida, ni el bastardo que abortó, ese engendro pagó por las jugadas de quien tenía por madre. Porque si, sé que es consciente de lo que hace, a ella le atribuyo que ahora estoy como estoy, a nadie más, ¿Quién sería la única interesada en dañarme? Obviamente Bella Jones, por mi salió como una perra rabiosa tras Koa, por una amiguita que conservo en el modelaje salió corriendo, yo le lavé el cerebro a Tyler, a ciencia cierta no sé qué fue lo que hizo al final, pero lo que me interesa es el resultado, murió el bastardo.

Lógicamente resentida, dolida, enojada, mandó por mí, sin saber que en el momento que me recupere apenas si inicia su calvario y tortura.

Es obvio que Leonel debe estar cazándola, rodeándola, dejándola sin escapatorias u opciones para hacer o salir.

Estúpida rubia asquerosa.

Logro abrir del todo los ojos, algunos rayos escasos se cuelan entre las cortinas de la habitación en donde duermo, es una clínica u hospital.

La tentación de lo prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora