Capítulo 3

9.2K 602 91
                                    

Bella.

Me falta el aire.

La cabeza me va a estallar y es por la conmoción del momento, siento que cada terminación de mi cuerpo está totalmente entumecida, que no soy capaz de moverme.

Las uñas se clavan en la palma de mis manos mientras pego más mi cuerpo al de mi padre.

Ahora mismo me está mirando como un jodido fenómeno.

— ¿Bella? ¿Está todo bien? —papá me sacude por los hombros para que reaccione.

Yo giro mi cabeza para mirarlo. No tengo nada que decir.

Mi mente solo va a una velocidad increíble, es una cinta con efectos de retro en el tiempo, va cavando y cavando hasta el tiempo y el espacio que desea, todo me golpea tan violento para las neuronas que escucho un pitido en mis oídos.

No quiero recordar.

—Bella...—mamá luce preocupada.

Los estoy viendo borroso, nunca me había sentido así.

—Mami, Papi...—pestañeo aferrándome al brazo de papá cuando me mareo de nuevo.

Estoy sufriendo mucho hace tantos años, quise y he querido seguir sin dolor desde entonces, pero, aparece de nuevo y tanto retener algo cuando llega sin previo aviso, sin una alerta, ninguna pista, te golpea duro, te hace tambalear la nula estabilidad.

—Bebe —mi madre acerca un vaso con agua a mis labios, lo ingiero con rapidez, mi garganta está muy seca, necesita agua, soy el desierto sediento en estos momentos.

Pasan unos minutos en total silencio.

— ¿Te sientes mejor? —la voz preocupada de papá me hace sentir culpable, estoy actuando como una maldita niña loca.

Me hago un ovillo en sus piernas como cuando era menos alta y grande. Él envuelve sus brazos alrededor de mí, mi cabeza descansa en su pecho, su olor paterno me relaja. Amo la conexión con mi papá, desde que tengo uso de razón somos tan unidos.

—Estoy bien, papi, no te preocupes —susurro.

Disfruto de sus caricias en mi cabello rubio igual que el suyo. Lo hace tan pausado que soy capaz de dormirme sobre sus piernas.

—Nos preocupaste, estuve a punto de llamar a emergencias hija —comenta mamá aún nerviosa.

Se acerca a mí y toca mi frente.

—Disculpa —me siento avergonzada ahora.

Papá y mamá comparten una mirada.

—Cuando mencioné a tu tío entraste en pánico —evito no poner los músculos tensos —. Tensaste tu cuerpo, ¿Sucedió algo que yo no sepa, princesa? Exceptuando la desgracia de ese día —concreta mi hermoso y amado padre.

Como si no es suficiente, ahora tengo a mamá expectante por mi respuesta.

Escondo la cara en el hueco del cuello de mi papá antes de hablar.

—Nada, papi, es solo el tiempo que ha pasado desde que no viene —no miento en lo absoluto —. Han pasado unos años', bastantes largos.

Mi respuesta al parecer los deja convencido, aunque las mamás son más observadoras que los padres, por lo mismo la mía aún no aparta sus ojos de mí.

Papá suspira recordando a su hermano.

—Le he hecho la misma pregunta y no obtuve ninguna respuesta, quizá no quería volver a lugar en donde sucedieron muchas cosas malas para él y para todos.

La tentación de lo prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora