Capítulo 7

6.9K 500 96
                                    

Bella.

Si la tierra pudiera tragarme y arrojarme en algún planeta donde no esté pasando por ninguna situación similar como esta, yo no sería feliz, pero tampoco estaría amenazada por un colapso debido al estrés y los nervios que están entrando en mi sistema ahora mismo.

Me siento aturdida de esto, mi novio y mi amor prohibido juntos.

Entre tantas cosas tenía que pasar, aunque era inevitable que ambos se encontrarán, sin embargo, para mí entre más tardío fuera mucho mejor, no deseaba esto, Tyler debió quedarse fuera y no tratar de agradarle a mis padres cuando él sabe que no les simpatiza en lo absoluto.

—Vaya dato —mi novio rompe el tenso silencio, mi mano aferrada a su brazo, tampoco tiene intenciones de soltarme en algún momento, lo conozco —. Tampoco me dijiste nada, corazón.

Su mano gruesa acaricia mi mejilla, sus ojos penetrantes están sobre mí a cada instante en el que respiro, hay reclamos, también curiosidad en cada mirada que me lanza.

—No tocamos ese tema —respondo.

Disimulando aparto el contacto de su mano, estoy tan nerviosa que temo se dé cuenta.

Koa se aclara la garganta de manera grotesca y audible.

Siento que ha crecido un poco más en estos minutos si es que es posible. Para mi luce como un auténtico gigante en estos instantes.

—No es un secreto para nadie —interviene papá —. Todos los medios los saben. Es extraño que tu no.

Tyler asoma una sonrisa forzada, sostiene mi mano nuevamente.

—No indago mucho en esas cosas —se defiende, tratando de parecer relajado.

Intenta ocultar que el realmente no le gusta nada literario.

Joder, es que ni yo misma sé cómo he terminado enfrascada en una relación con él, somos no solo un poco distintos, hay un infinito de cosas entre los dos.

Unos pasos apresurados ingresan a la sala.

Los tormentos.

De inmediato evalúan a mi novio de los pies a la cabeza, no disimilan al igual que su padre del cual se pegan. Koa los rodea con sus brazos.

—Tú debes ser Tyler —musita Kaili, penetrante en su tono y en sus ojos verdes claros.

Koi por su parte se separa de su padre y da una vuelta a nuestro alrededor.

—Pareces un muñeco inflable —dice el adolescente sin tapujos.

Mi novio se tensa apretando mi mano, le ha desagradado el comentario.

Doy leves caricias a su mano, no quiero que cometa una estupidez de decirle algo grotesco a Koi. Si eso sucede Koa es capaz de molerlo delante de nosotros en dos segundos.

—Koi, ven aquí —la voz autoritaria de mi Koa, llama nuevamente nuestra atención —. Esa no es la forma, hijo, pide una disculpa, por favor, que no se vuelva a repetir.

Es algo lógico para nuestra familia que Koa lo regañaría. Muy a pesar de que no le agrada Tyler, la educación para sus hijos es primero que sus emociones y sentir.

—Papá —sisea Koi. Una mirada severa lo hace resoplar —. Está bien —va a su lado, mira a continuación con desdén a Tyler, para segundos después plasmar la más inocente carita de ángel y los ojitos más tiernos —. Disculpa.

A mí no me convence, cuando esos tormentos son tan amables hay que estar alerta.

Koi es el más travieso de los dos.

La tentación de lo prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora