Capítulo 49

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Jenny

Salgo de la habitación dejando a Bella echa un mar de lágrimas silenciosas, arrinconada en el piso cerca del armario, con las piernas abrasadas contra el pecho. Duele como no hay una sola idea en la vida ver a alguien con quien creciste sufrir y más cuando para ti esa persona es tan importante.

Yo no la estoy juzgando, ni Juliette que es la de más mano dura entre las tres, es solo que tampoco voy a alcahuetear sus estupideces. Bella está siendo egoísta con todos y más con ella, lo que necesita no es centrarse en venganza, sino ver que se lleva a todo el mundo entre las patas.

Todo lo desmorona, jodiéndose a ella en el proceso.

Tampoco justifico que el otro ande ahora pavoneándose de aquí para allá con la actriz esa, sin embargo, también entiendo que, si se cansó de ser el perro faldero de Bella, de desvelarse solo para que ella duerma sin llorar a mitad de la noche durmiendo de paso espantando a todos porque tiene pesadillas con la tragedia, no obstante, esto me resulta extraño.

Koa estaba tan decidido a quedarse con su mujer como la llama, a aguantar toda la mierda que le tira Bella de regreso, que simplemente el hecho de verlo tirar la toalla de la nada, sorprende.

Pero todo tiene un límite y el día menos pensado la paciencia se agota.

Mañana es el cumpleaños de Jacob, eso nos mantiene ocupada, a Juliette peor, anda metida de lleno con un reportaje peligroso, se está moviendo por arenas movedizas, mas no escucha, ella sigue detrás del accidente de Bella, queriendo averiguar más de lo que sabe la policía, quiere algo concreto, una pista, jura que va más allá de todo lo que quieren mostrar, desconfía de todo el mundo y trabaja como una mula.

La encuentro en la habitación a punto de quedarse dormida sobre el teclado de laptop.

—Ya basta, Juliette Smith —cierro la tapa de golpe, quitándole los lentes, protesta.

Yo soy más hábil.

—Dame eso, Jenny —bosteza —. Todavía tengo cosas que agregar.

Es que ya esto raya a la obsesión como periodista.

—Juliette, por el bien de todos tienes que dejar esto.

Me arrebata la computadora como si fuera su objeto más preciado.

—Llegaré hasta las últimas consecuencias y nadie va a detenerme —zanja —. Tú no me entiendes porque no tienes que diario ver el cadáver de mujeres asesinadas, niñas violadas, accidentes que lucen casuales como el de Bella, dejando consecuencias fatales y para ejemplo tenemos a nuestra hermana, ya no es la misma, ¿La has visto sonreír sino es hipócritamente?

La verdad no, eso me tiene preocupada, pasó un mes desde el accidente y cada vez está más agria, pareciéndose a la madre.

Todo lo que está pasando nos mantiene ocupados, sin tiempo para lo demás, ni para pensar en estupideces, es por eso que voy olvidando el asunto de Christopher, sin contar con que él mismo tomó su distancia y ha vuelto a ser la misma garrapata que de su esposa no sé separa.

Al principio es incómodo, eso y tener que reunirte con ellos cada vez que vienen a saber de su hija que a pesar de las atenciones los ignora como lo hace con todos.

Incomodaba como era todo el cuadro, pero poco a poco me fui acostumbrado a ello y hoy solo es una pluma que va desapareciendo, convenciéndome que todo ese embrollo se dio a que, yo admiro o más bien admiraba a Christopher como padre, porque en los últimos tiempos es un asco de lo mismo, queriendo ahora arreglar un daño irreparable, desde que supe que deseaba el aborto de Bella, me dio incluso repulsión siquiera que mis labios tocaran los suyos y que mi cuerpo hubiera reaccionado.

La tentación de lo prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora