Capítulo 29

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Christopher.

He llamado a mi niña en cuanto el sol ha salido, desde hace dos días tenía la inquietud de que algo le había pasado instalada en mi pecho, no me equivoqué, mi pequeña niña tiene un yeso.

Si no me hubiera explicado cómo sucedieron las cosas, estaría discutiendo con mi hermano.

Las grandes ojeras bajo sus ojos, así como un dejo de cansancio, me preocupan, aunque Bella dice que se debe a la molestia del pie que aún persiste.

Elizabeth no ha mencionado nada al respeto sobre ese asunto, ella sabía que le había pasado a Bella y no me dijo nada, en cuanto regrese tendremos una muy seria conversación, ambos somos sus padres y cosas así no se me ocultan.

A pesar de quedarme callado sin preguntar más sobre el tema de su tía, confieso para mí mismo que me hallo en absoluta consternación; conozco a Elizabeth desde hace tantos años, apenas soy consciente que tiene más familia, ¿Por qué no hay una foto? ¿Por qué no me habló de ello? ¿Por qué nunca han venido a Oxford o nosotros hemos ido?

Dejé el tema por la paz, además se veía muy afectada y aunque puede llegar a ser absurdo, yo soy débil cuando se trata de Elizabeth.

Ha sido mi compañera casi toda una vida prácticamente, la mitad de mi vida hemos estados juntos, décadas en las que no me veo viendo más allá de las curvas de mi esposa, no obstante, aquello no debe ser motivos suficientes para ignorar ciertas cosas.

Como, por ejemplo, hay una caja que Elizabeth nunca ha permitido que toque, es como un cofre de algún tesoro antiguo, prometió cuando Bella tenía cinco años que pronto me iba a contar, sin embargo, ya nuestra hija tiene veintiún años y cada vez nos hacemos más adultos.

Termino de tomar mi café, subiendo a nuestra habitación, entro al baño para lavar mis dientes.

Saliendo del mismo, entro al closet a terminar de vestirme, ahí está esa caja, en medio de las prendas de Elizabeth, algo con clave, un tanto antiguo.

Lo toco, solo hago eso, respeto mucho a mi esposa, tanto como para no atreverme a romper nuestra confianza forjando la clave de dicha caja.

Hablaré con ella, es lo mejor que puedo hacer.

Listo voy a la habitación de Bella a buscar una caja que me dijo le llevara a Jenny.

La habitación de mi hija luce como dos en una, las cosas del pequeño Jacob están colocadas perfectamente.

Ese gordo hermoso tiene incluso cuna en nuestra casa y hamaca, es el consentido por todo, yo mismo tejí su hamaca, me hace mucha ilusión tenerlo cerca, siempre quise tener un hijo varón, solo que no se pudo, Elizabeth y yo esperamos mucho para tener a nuestra hija, a partir de entonces ella no volvió a quedar embarazada.

Sin embargo, yo soy un padre afortunado, Bella es la luz de mis ojos.

Aunque Jacob no estará tanto aquí como antes, debido a que Bella ya no vive aquí, me encargaré de visitarlo seguido.

Jenny es una gran madre. Admiro mucho a esa chica, tiene tanta entereza para seguir adelante con un bebé. Es fuerte, además de ser hermosa.

Detengo mis pensamientos al darme cuenta de lo que he pensado.

Vamos Christopher, en verdad es hermosa, no obstante, no puedes estar imaginando sus sonrisas o sus ojos oscuros, tampoco su cabello.

Sacudo la cabeza saliendo de la habitación de Bella, con la caja en manos.

***

Llegando a la casa de Jenny, la veo caminar por la acera con Jacob en el coche, el gordo hermoso está molesto, mientras Jenny se ríe y empuja el carrito.

La tentación de lo prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora