Capítulo 6

7.3K 532 41
                                    

Bella.

Koa termina de comer sus panqueques en total silencio. Me tomó muy por sorpresa su constante interés en Tyler.

Koa es muy extraño, también transparente y humilde, una bestia cuando requiere la situación.

Retira su plato y desaparece por donde entró, los niños van a alguna parte y Jacob come de su biberón, el cual le he preparado hace unos minutos.

—Deberías cancelar esa cita, princesa —mastico mi último pedazo de panqueques antes de mirar a papá —. Tu tío ha venido especialmente por ti, es su primer día aquí, deberías pasarlo con él y los niños.

Me remuevo incómoda en el asiento.

—No puedo, papi.

Tyler está muy afectado por mi causa, no quiero que se sienta peor, además es la oportunidad perfecta para conversar con él de la decisión que tomé hace un tiempo.

Esa conversación es vital para nuestra relación. Yo no me quedaré aquí, quiero ir a Londres, quiero una vida allá.

Debe aceptarlo.

Mi padre bufa en reprobación.

—Nunca olvides que tu familia es más importante —recalca cada sílaba.

Me siento culpable por hacerles esto, primero a Koa antes que, a todos, no obstante, debo ver a Tyler, si le pasa algo por deprimirse será mi culpa, no deseo cargar con ese peso de consciencia.

—Recompensar, papi —titubeo un poco.

No me gusta ver a papá tan serio conmigo, tampoco me gusta que se enoje, es la conexión que tengo con él, es más fuerte que con mamá.

Las niñas mayormente son de papá.

—El tiempo no se reemplaza, hija —contraataca de inmediato.

Mamá toma el plato de ambos, da una caricia a la cabecita de Jacob que succiona lo último de su leche.

—No seas duro con la niña, Chris —suaviza su voz, mamá tiene gran poder sobre mi padre, él no mira a otra mujer como la mira a ella. Si los hombres fueran así, hoy no habría tantas desgracias en el mundo —. Ella regresará temprano, pero su vida tampoco puede cambiar por la llegada de su tío.

Solo yo me doy cuenta del retintín hacia mi tío, mamá lo detesta después de lo que vio.

—Eli, lo sé, pero mi hermano está emocionado, tenía años que no venía a casa a estar con su familia.

La conversación puede parar en una discusión severa sino interfiero.

—Es una decisión tomada, papi —me levantó del asiento, Jacob está en mi hombro, trato de que vote sus gases —. Mañana será otro día. Iré a mi habitación a dormir al niño, para darle su siesta de media mañana.

No espero una réplica ante mi voluntad, mamá dijo la verdad, si en realidad deseo que su presencia no afecte en mi vida drásticamente, debo seguir con la misma tal cual es, ya afectó en mí hace años atrás y no puedo permitirlo una vez más o me destruiré como cera en mi miseria de amor no correspondido que destroza mi corazón, el mismo que está adolorido desde hace tantos años.

Cierto la puerta detrás de mí.

Me acuesto con Jacob en la cama con el bebé sobre el pecho.

—Chiquitín, cuando seas grandes, no seas rompe corazones, prométeselo a madrina, mi amor.

El glotón está más dormido que despierto, sobo su espaldita hasta quedarse dormido.

Los ruidos del patio me hacen levantar, dejo al pequeño dormir tranquilo.

La tentación de lo prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora