Cuando Med finalmente acepta ir con sus amigos a un club nocturno, no pensó que se convertiría en la presa de un acosador, una persona que promete destrozar su vida por completo. Ahora, una de sus mejores amigas ha sido atacada y Med no puede expli...
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Shh...
Abro los ojos un poco confundida, todo lo que veo es oscuridad. Cuando muevo mi cuerpo para apoyarme en los codos noto que estoy en el sofá y no tardo en deducir que volví a quedarme dormida mientras veía televisión. A Aria no le gusta que me quede en la sala, dice que no quiere que me sienta fuera de lugar.
Aún así, aquí estoy, con una sensación rara que me recorre la piel.
Tanteo la mesa de centro en busca de mi teléfono. Casi me caigo al suelo pero logro encontrarlo, lo enciendo y la luz me ciega por un momento. Pasan de las dos de la madrugada, es mejor que vuelva al cuarto de invitados antes de que mi amiga me de una reprimenda. Hago el amago de levantarme.
—Shh.
Quedo inmóvil.
¿Que..?
—Silencio.
Mi corazón da un vuelco, reconozco esa voz. Giro el torso con el brazo estirado y apunto hacia la zona de dónde vienen esos susurros. La débil luz del teléfono me permite ver una figura. Me da un escalofrío, el pánico se manifiesta.
Me paralizo, se me dificulta pronunciar su nombre.
—¿E... Emily?
Alza la cara y veo que definitivamente es ella.
¿Cómo...?
—No hagas ruido.
El brazo me empieza a temblar, mi respiración se vuelve errática. El pavor de tenerla a unos pasos de mí niebla mi capacidad de actuar.
—Eres... tú... - musito sin poder creerlo.
Con la iluminación consigo repasarla de pies a cabeza y lo repito varias veces con temor. Usa una bata de hospital opaca, está descalza y su cabello castaño cae a los lados de su cara. Tiene un aspecto moribundo y la mirada perdida.
—No digas nada.
El miedo en su tono es horrible.
—¿Por...?
—Él está aquí.
Respirar se me complica y el sonido de mis latidos retumba en los oídos. Estoy pasmada, sin idea de cómo reaccionar.
—¿Quién... está ahí?- pregunto bajito, una extraña necesidad de mirar a los alrededores me invade.
—No te muevas.
Entro en estado de alerta.
—Emily —digo al fin—. ¿Quién es?
Se lleva un dedo a los labios y hace la seña del silencio.
