Capítulo 26

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Angela se mantiene estupefacta y Dante no se queda atrás, abro la boca para decir algo al respecto pero me quedo sin palabras

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Angela se mantiene estupefacta y Dante no se queda atrás, abro la boca para decir algo al respecto pero me quedo sin palabras. ¿Roman acaba de entregarse? Eso no tiene sentido, ni el más mínimo. Muchas preguntas surgen en mi interior, sin embargo, antes de poder formular alguna, Angie se adelanta guardando su móvil.

—Tengo ir para allá, debo estar ahí durante el interrogatorio —se amarra el pelo en una coleta rápida y camina a la sala, recién noto que está descalza—. Lamento el imprevisto, Med. Tendremos que reunirnos después.

Frunzo el ceño e intento persuadirla.

—¿Hay manera de que pueda ir contigo? Esto muy extraño, Angela. Alguien como él no se entregaría así.

Se niega al instante.

—No, no puedes estar ahí hasta que la policía te cite, de lo contrario afectaría la investigación.

Dante se coloca las manos en la cadera y mira al piso, desubicado.

—¿Qué piensas hacer, Angie? —pregunta serio.

Ella procede a colocarse las botas que se hallaban a un costado del sofá y responde con la vista en sus cordones.

—¿Qué más? Iré para saber qué está tramando ese depredador.

Volteo a mirar a Dante, sus orbes claros lucen consternados. Angie termina de calzarse los zapatos, toma las llaves de mesita de centro y se las arroja a su hermano. Este las atrapa y enarca una ceja.

—¿Puedes llevarla a casa? Te lo agradecería.

—Ni siquiera acabado de hablar sobre las pruebas —me quejo.

—Tranquila, yo me encargo de ella —accede seguro.

—¡Dante! —replico.

—Vamos, observadora. Ya la escuchaste.

Me cruzo de brazos y resoplo. Entiendo que intenten protegerme y no perjudicar el caso, no obstante, tengo derecho a la información, necesito conocer el motivo de Roman y a qué demonios está jugando. ¿Esta maniobra también habrá sido planeada por el hombre sombrío? Me inquieta no estar preparada para lo que se acerca.
Y a todo esto, ¿por qué no he vuelto a verlo?

—Bien —suelto resignada—. Solo avísame si averiguas algo, cualquier cosa, ¿de acuerdo?

La susodicha se abrocha la chaqueta y asiente, luego me dedica un gesto apenado.

—De acuerdo.

Giro hacia su hermano y hago un gesto con la cabeza.

—Andando.

Él sonríe con la comisura izquierda a modo de tranquilizarme. Funciona por un segundo, el efecto dura lo que me tardo en tomar la cartera, colgarla en mi hombro y dirigirme a la puerta.

—Como usted diga, señorita —lo oigo decir a mis espaldas.

Camino a pasos rápidos por el pasillo directo a las escaleras, él me sigue de cerca, aunque no se aproxima a mi lado. Buena elección, creo que he logrado demostrar que no reacciono bien bajo estrés y siempre termino descargando mi frustración en los demás. Ubico su auto y el ruido que desactiva el seguro me indica que ya puedo entrar. Ya en el interior, me tiro en el asiento, ajusto el cinturón de un tirón y dejo salir una larga exhalación. Dante ingreso un minuto después y gira la llave hacia rugir el motor sin avanzar; ese detalle me estremece.

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora