Capítulo 36 Final

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Aria

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Aria

No recibo señales de Med durante unos quince minutos. Me preocupo. Los nervios recorren mi cuerpo, la herida en mi abdomen escuece y tengo las piernas entumecidas por estar agachada. Nunca en mi vida pensé que pasaría por una situación cómo esta. Por Dios, trabajo en una revista de moda, me voy de vacaciones a la casa de la playa, salgo a clubes nocturnos y todo eso me hacía considerar que mi vida era atareada. No soy una maldita sobreviviente del caos. En el fondo sé que los riesgos no son lo mío. Ahora mismo me gustaría ser tan valiente como Med. El silencio me mata lentamente, imagino que en cualquier momento saldrá Roman y me arrastrará de vuelta al sótano con sus sucias manos.

—¡No!

El grito cercano me sobresalta. Se me eriza la piel y mis latidos se disparan. Sollozo, otra vez paralizada. ¿Qué está sucediendo? Necesito saberlo. Necesito asegurarme de que ella está bien. Ha hecho de todo para protegerme porque piensa que estamos aquí por su culpa, aunque se equivoca. Salgo de mi escondite y gateo bajo las estanterías en dirección a los quejidos de la pelea. Mis rodillas se raspan, mis palmas arden, no puedo regular mi respiración sin sorber por la nariz. Las lágrimas no dejan de caer.

Veo dos figuras y una tercera tumbada en el suelo. Med está de espaldas a mí, y tiene delante a Dante. Roman se desangra con una mano en el cuello y una expresión inquietante. Med tiene la camisa llena de sangre, ¿Ella lo hizo? ¿Cómo? ¿Cómo pudo asesinarlo? La imagen siguiente me desconcierta, Med se acerca a Dante y lo abraza, él está feliz de tenerla en sus brazos, pero no alcanzo a ver el rostro de mi amiga.

¿Qué está pasando? ¿Por qué no está huyendo de él?

Ninguno de los dos nota mi presencia, medito si salir es la mejor opción o es otro plan de Med para huir de aquí. Sí, eso debe ser. Detallo el teléfono móvil en el piso junto a Roman. Quizás podría usarlo.

—¿Dejarás que se vaya? —le dice ella, colgándose con los brazos en su cuello.

Él sonríe, un gesto que me repugna.

—La policía debe estar por venir, estará a salvo, te lo prometo -responde y entiendo que están hablando de mí.

—Bien, creo que es hora de irnos, ¿no?

—Correcto —musita Dante, bajando sus manos hasta la cintura de Med y acercando su cara—. ¿No se te olvida algo?

—Sí, es cierto.

Unen sus labios en un beso retorcido que me conmociona. Segundos después, ella se desmaya y él le pasa un brazo bajo las rodillas para cargarla. No puedo hacer nada más que ver cómo escapa con ella. Mi cuerpo no responde, he perdido el mando de mis acciones. Estoy aterrada. Se la ha llevado y no he hecho nada. Me miro las manos temblorosas y ordeno mis pensamientos. Después rompo a llorar, la impotencia me inunda. Las sirenas de la policía se oyen a lo lejos, sin embargo, no me importan.

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora