Capítulo 33

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Dante sube por las escaleras y desaparece tras la puerta dejando las luces encendidas

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Dante sube por las escaleras y desaparece tras la puerta dejando las luces encendidas. Lucho por salir de la parálisis, mis músculos no responden, mi pecho se comprime con cada movimiento. Me falta la respiración, las lágrimas salen de mis ojos por el esfuerzo.

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—Med —me llama Aria en voz baja, el sonido se reduce por la distancia—. Inhala y exhala despacio, no intentes moverte o será peor.

Me duele todo y a la vez tengo la piel entumecida. Sólo puedo observar el techo mientras mis latidos se normalizan y el peso muerto que se cierne sobre mí desaparece. 

«Yo puedo con esto.»

Relajo mis extremidades y mantengo la mente en blanco. De repente, el aire llega a mis pulmones y recupero el control de mi misma. Me incorporo y toso con brusquedad, mi garganta duele al instante.

—¡Ah! —me quejo, mi muñeca duele bajo las ataduras. La piel de alrededor está inflamada y empieza a tornarse de rojo.

—Estás aquí —suelta mi amiga sin fuerzas.

Dirijo la mirada hacia ella, se ve maltratada y exhausta. La culpa me invade, pero la evado, ese sentimiento no me ha llevado a ningún lado, y pierdo el preciado tiempo que podría servirme para idear una manera de salir de aquí. Al menos, mi plan ha funcionado. Me han traído hasta ella.

—Tranquila, voy a sacarte de aquí, no te preocupes —estiro la cuerda y el roce me quema las manos—. ¡Carajo!

—¡Shh! —me silencia—. ¡Nada de gritos! ¡Van a escucharte!

Me callo enseguida. La forma en que me advierte sobre ellos me indica que ha sido testigo de las partes inhumanas de nuestros secuestradores. Ese avistamiento podría traumar a alguien de por vida.

—Tú… ¿Ya sabes lo que son? —pregunto con temor.

Asiente perturbada.

—¡Tenías razón! ¡No son personas! 

Imagino lo peor. Si Aria sabe la verdadera naturaleza de Dante, significa que sus posibilidades de sobrevivir son nulas. Lo mismo sucedió con Liam. 

—Aria, calma…

—¡Van a asesinarnos! 

—No voy a permitir que eso pase, ¿ok? Encontraré el modo de escapar.

—No paran de hablar de un ritual… Dicen… Dicen…

—Lo sé, pero no te asustes, quieren que el miedo te domine y lo peor que puedes hacer es dejar que te manipulen.

—Dios, siento tanto no haberte creído antes. ¡Los demonios existen!

—Aria, ¿Por qué fueron por tí?

Tose con brusquedad, le cuesta hablar.

—Volví a investigar la lista de sospechosos. Sentía que había algo raro con la doctora Grayson, me preguntaba por qué había cambiado de opinión acerca de tu diagnóstico y los medicamentos, así que convencí a Darren de enviarme una copia de su lista de pacientes. Todo encajaba, excepto una cosa. No había ningún paciente llamado Dante Tionaga. Pregunté por él a los demás doctores y afirmaron que lo habían visto, sin embargo, no usaba ese nombre. No es lo único que he descubierto.

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora