Epílogo

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—Un mes después—

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—Un mes después—

Med

Bajo las escaleras de dos en dos mientras Jack me ayuda con el bolso, insiste en que no debo cargar con mucho peso para que mi hombro sane de forma correcta. Le digo que el dolor no importa ahora. Pasó a segundo plano cuando la señora Slade nos llamó en la mañana para avisarnos de que Emily despertó.

Finalmente.

Llego al último peldaño y me volteo para esperar al de ojos azules. Este me mira como si fuera una demente y niega con una sonrisa ladeada.

—Todos estamos emocionados, Med. Pero ese no es motivo para que te lances por las escaleras —dice, abriendo la puerta de servicio y dejándome pasar.

—Es que estoy muy feliz, no entiendo porque no lo demuestras también —salgo hacia el estacionamiento con tanta energía que doy un par de saltos en el camino—. Eres un amargado.

Sonríe ante mi burla, se le forman los pequeños hoyuelos en las mejillas. Sigue siendo igual de apuesto, aunque aún le queden moretones.

Mi caso es el contrario, mis heridas están tardando un poco en curarse y tengo una minúscula cicatriz sobre la ceja derecha. Aria dice que me da un aire de chica mala y, la verdad, no me incomoda. Estoy siendo más liberal a la hora de expresar lo que siento. Tras el cierre del caso, Aria, Jack y yo decidimos ir a un grupo de apoyo. Las secuelas del secuestro afectaron a Aria durante muchas noches; yo tuve que quedarme hospitalizada y Jack se turnaba para acompañarnos a ambas. Aunque no lo admitimos, sabemos que todos en algún momento estuvimos cerca de la muerte y eso no es algo que se toma a la ligera. Respecto a los asuntos legales, se demostró mi inocencia ante el homicidio de Renay Cress y que estuvo conspirando junto a Dante, Roman y Ángela para conseguir chicas que sacrificar.

Darren se disculpó conmigo por tratar de meterme en prisión. Fue penoso pero aprecio su esfuerzo, después de todo, estaba haciendo su trabajo. Algo que todavía no puedo descifrar es el informe de la autopsia de Roman, Renay y los Tionaga, no encontraron ningún tipo de patología o indicio inhumano, ni nada que demostrara las habilidades que tenían. Creo que nunca sabré sí eran demonios o solo personas con mucho poder y maldad.

—Estoy feliz también, solo que me preocupo por tí. Por cierto, ¿crees que fue buena idea avisarle a Aria por teléfono? Se puso histérica.

—Ella ya era histérica —respondo y me detengo en la entrada de autos.

—Tienes mucha razón.

Me fijo en un detalle revelador, sin embargo, no alcanzo a decirle a Jack porque el sonido del motor del Porsche de Aria nos exalta. La rubia entra en el estacionamiento y aparca frente a nosotros sin apagar el auto. Se baja los lentes de sol.

—Súbanse, no hay tiempo que perder.

Comparto una mirada con Jack.

—¿Por qué siento que vamos a terminar en un accidente automovilístico?

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora