Capítulo 21

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La doctora Grayson aún no aparece y eso me preocupa

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La doctora Grayson aún no aparece y eso me preocupa. En ella se basa mi declaración. La necesito para que testifique y confirme que las pastillas que me dió para los ataques de pánico tienen efectos peligrosos en sus pacientes. Al principio pensará que es una redada, creerá que estoy tratando de incriminarla por unos jodidos medicamentos, y aunque eso es precisamente lo que planeo hacer, no pretendo echarle la culpa. Solo necesito que acepte que me recetó las píldoras para luego revelar que tuve una mala reacción y así usar la carta de salud mental para evitar los cargos como homicida.

—¿Dónde está?— me inquieto y miro a Brian, mi abogado.— ¿No debería haber llegado ya?

Él permanece profesional, elegante.

—No hay porqué preocuparse. La declaración de la doctora Grayson servirá de igual forma después de que te hayas marchado.— puntúa, yo golpeo las puntas de mis botas en el suelo con ansia.

Sé que incriminar a alguien es un acto atroz, pero siendo sincera, mi moralidad decayó junto con mi estabilidad emocional —y mental— por lo que no me voy a mortificar por eso. Mis amigos deben estar afuera, con la misma incertidumbre que se apodera de mí ahora y solo puedo pensar en cuáles serán las preguntas de Darren que no me atreveré a responder.

La puerta se abre y pierdo el aire por un segundo al ver a Darren acercándose con un aire de superioridad que no noté antes, su chaqueta marrón luce desgastada, su cabello rubio desordenado y sus ojos son feroces. Es la pose que adopta como detective, no hay que ser una experta para deducirlo. Sin embargo, sus ojos esconden un detalle casi imperceptible: los tiene rojos, resultado de esas pequeñas hemorragias que pueden ser causadas por muchos factores. ¿Estuvo llorando? ¿Está estresado? ¿Consume algún tipo de sustancia? ¿Es alérgico a algo?

Díos, debo calmarme y dejar de preguntar idioteces.

Brian se dispone a hablar, Darren se adelanta.

—No te molestes Brian, ahórrate el discurso.— dice, objetivo.— Estoy aquí para interrogarla, ya conozco el protocolo.

¡Claro! Olvidé que es el abogado de su familia. Qué incómodo.

—De igual forma, Detective Ferguson, mi representada no está familiarizada con el proceso.— replica neutro.— Proceda con sus preguntas determinadas y no está demás recordarle que ella no está obligada a contestar a todas.

Darren le lanza una mirada mortífera y luego me mira con desdén.

—¿Está dispuesta a colaborar, señorita Rolling?

Me enderezo en la silla, quiero verme tranquila y para nada nerviosa.

—Sí, lo haré. Y puede llamarme solo Med.

Darren retira la silla y se sienta, recién noto que trae una carpeta en sus manos. Trago grueso. Ojalá no inicie con las acusaciones fuertes, no tengo cabeza para mantenerme serena.

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora