Capítulo 16

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—¿Cómo te sientes hoy?

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—¿Cómo te sientes hoy?

—Me duele un poco la cabeza.

—¿Has estado durmiendo como se debe? Te ves exhausta, cariño.

—¿Ya podemos empezar? No tiene que hacerme todas esas preguntas, es innecesario.— centro mi mirada en el brazo del mueble y el sonido que provocan de mis uñas al rasgar la tela.

La doctora Grayson luce inexpresiva, al menos me permite tomar el rumbo de la sesión. Casi no dormí anoche, me sentía frustrada luego de la discusión con Dante y mi cabeza amenazaba con explotar. Mis amigos no contestaron sus teléfonos y decidí no insistir ya que tampoco tenía mucho por contar. Cometí un grave error al dejarme llevar por mis emociones y por eso he elegido venir a terapia para enfrentar las cosas malas que he estado guardando en mi mente.

Cruzo las piernas y recuesto el cuello del respaldo sintiendo la tensión en mis vértebras y el cansancio que se cierne sobre mi cuerpo. La psiquiatra usa un enterizo blanco con un saco gris contrastando con la estética de la oficia y la luz que se filtra por el ventanal a mi derecha. Preferiría que bajara las persianas pero no lo digo.

—Tienes razón, es innecesario. Aún así me preocupa que te presentarás aquí tan temprano y en tal estado.— se ajusta las gafas y reposa los brazos en su regazo.— Es evidente que quieres hablar conmigo.

—Sí, en realidad.

—Bien, puedes marcar tu ritmo y decirme que sucede.

—Quiero hablar de la noche del ataque.

Eleva una ceja con interés.

—¿Por qué?

Me paso los dedos por el cabello y exhalo pesadamente. Mis ojos arden cada vez que los cierro reafirmando las consecuencias del agotamiento. Las pastillas no están teniendo el efecto deseado.

—Intento confrontar lo ocurrido, tal vez me ayudaría a no tener pesadillas contínuas.

—Este tipo de terapia es una técnica muy acertada, aunque no es recomendable forzar el proceso de tu recuperación.— previene.— Sí quieres hacerlo, no tengo problema, pero debes ser receptiva y no anticiparte.

Accedo al instante.

—De acuerdo.

—Toda historia tiene un principio y cuando me hablaste del ataque iniciaste por el climax, es decir, el momento en que te sentiste perseguida.— puntúa.— ¿Qué tal sí me cuentas lo que sucedió antes de ir a ese club nocturno?

—Está bien, es sencillo.

—Adelante.— me motiva.

Los recuerdos aún son claros.

—Regresaba del trabajo, un día exhaustivo. Mi jefa no paraba de quejarse y ese molesto asistente era un tormento contínuo; Aria me llamó para avisarme que pasaría a buscarme a las siete, así que tenía tiempo de sobra para prepararme...

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora