Capítulo 23

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Maldición

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Maldición.

Presiono la opción de llamar y espero, Angie contesta al tercer timbrado.

—¿Cuándo planean revisarlo?

—En media hora, Darren la solicitó en cuanto te fuiste. Falta que sea aprobada y podrán ingresar legalmente.

Vuelvo a maldecir. La ropa, las sábanas manchadas de sangre, mi caja de evidencias, todo sigue en el departamento. Debo recuperar esos objetos cuanto antes.

—Bien, gracias por avisar.— cuelgo.

Me apresuro, entro al edificio pasando el lobby y subiendo las escaleras de dos en dos. Hablaré con Liam, obtendré su declaración y me iré, asumo que no tardaré tanto. Los pasillos de este complejo son pulcros y solitarios, bombillas blancas y pisos brillantes en los que podría ver mi reflejo. No tiene nada que envidiarle a mi edificio, este sitio debe ser bastante caro. Ya en cuarta planta, me detengo frente a la puerta número 13 y doy varios golpes con los nudillos.

No oigo ningún ruido del otro lado, verifico que sea la puerta correcta y toco de nuevo. Un golpe seco me sobresalta, este es seguido de pasos dudosos que se acercan pero no abren.

—¡Te dije que te alejes de mí!— grita.— ¡No me interesa que seas policía!

—¡Liam, soy Med!

El silencio se apodera de él, cuento cinco segundos hasta que habla a través de la madera.

—¿Vino alguien contigo?— indaga con voz temblorosa.

—No, solo estoy yo. Déjame pasar, hablemos.

Parece meditarlo, escucho que quita la cadenita y el pestillo. Accede a que pase, lo hago sin preguntar. Ya adentro, detallo a Liam y llego a la conclusión de que está trastornado. Su ropa luce arrugada y sucia, la camisa mal abotonada y los pantalones holgados. Su cara no se ve mejor, sus ojos portan unas visibles bolsas negras y no se ha afeitado, tiene el cabello rubio revuelto y reseco. Su aspecto es mediocre, demacrado.

—No te ves bien.— digo al acabar de inspeccionarlo.— ¿Desde cuándo no sales de casa?

Se pasa la mano por el cabello, noto su frente perlada por el sudor.

—Eso no importa.

Me da la espalda y va a lo que parece ser su cocina. El espacio tiene una distribución curiosa, la sala está a la izquierda de la entrada, se cruza un pasillo para conocer el comedor y la cocina, también hay otros dos pasillos que no alcanzo a identificar. A pesar de  la arquitectura moderna, el sitio es un asco. Envoltorios de comida en el piso de cerámica, las encimeras llenas de cosas y los muebles desordenados.

—Por supuesto que es importante, Liam.— lo sigo con cautela.— ¿Has comido algo hoy?

—No. No necesitamos hablar de eso, estás aquí por una razón, ¿no?— asiento.— Entonces concéntrate y ayúdame.

Med: Acosador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora