Juicio y amistad

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Por la mañana a primera hora, tanto Hades y Perséfone, como sus guardias, ninfas y Tànatos estaban en el gran salón con ambos héroes encadenados a una norme columna.

Todos susurraban mientras el dios miraba a los chicos en silencio. Teseo mantenía su mirada baja mientras que Pirítoo miraba al dios, retándolo.

—Lo que sea que elijas, estará bien.—Dijo Tànatos.

Hades miró a su esposa. Perséfone solo miraba a los chicos con pena pues, eran jóvenes y tenían un camino largo por delante. Miró a su esposo y asintió.

—Bien.—Empezó a decir el dios— Me gustaría matarlos con mis propias manos, pues ellos se atrevieron a tocar a mí reina.

Los murmullos se extendieron a través de todo el salón, los chicos sintieron un poco de miedo ante aquel comentario.

—¡Por favor, no! Señor Hades, nos hemos equivocado—Teseo ahora estaba un poco nervioso y temeroso, pues no veía su muerte a tan temprana edad— Piedad, te lo ruego.

—¿De quién fue la idea de raptar a mi esposa?

Los amigos se miraron, nerviosos. Pero ninguno dijo nada.

—Bueno, sino planean decírmelo...

—¡Fue Teseo!—Gritó Píritoo.— Él creyó que sería buena idea raptar a tu esposa.

Hades alzó una ceja y miró al acusado. Éste simplemente miró a su amigo, con una expresión de miedo y sorpresa.

—¡Le dije que era una mala idea, en serio! Así que por favor, déjeme ir.

Todos miraban a ambos jóvenes y a Hades, quien permanecía en silencio y sólo analizaba la situación.

De repente, las puertas del lugar se abrieron, dejando ver a un hombre alto, musculoso y bastante atractivo. Todos posaron su vista en él.

—Hades.— Saludó Hercales.—

El salón entero mantenía su atención en Heracles quien tranquilamente entraba y las puertas se cerraban detrás de él.

—Hola tú. ¿Qué haces aquí? No recibí notificación sobre alguna visita...
—Lo siento, es sólo que estaba preocupado por estos dos... supe que venían.
—Lo sabías, así como ahora seguramente sabes por qué están aquí.

El castaño se pasó una mano sobre su cabello y miró a los chicos. La posición en la que ahora estaban era muy mala, además de que Hades se veía muy fastidiado.

—Te pido que los dejes ir—Empezó a decir.— Sé que hicieron algo malo... prohibido. Pero no son malos chicos.

En ese instante el silencio reinó unos segundos en el gran salón, eso hasta que la gran multitud se echó a reír pues el contexto del porqué los chicos estaban ahí ya se les había dado.
Hades mismo esbozó una amplia sonrisa mientras se levantaba de su trono y alzaba una mano en señal de silencio.

—¿Tratar de robar a la reina del inframundo no es de chicos malos?—Dijo con tono burlón.— Quizás ya te haz oxidado, Heracles.

El dios levantó a su esposa de su trono y la hizo dar un ligero giro frente al castaño. Perséfone se veía preciosa en su vestido negro y con su corona de oro, además iba descalza, como la mayor parte del tiempo en el bosque.

—Ahora mírala.

De repente una ligera niebla se cernía sobre el gran salón y las velas que alumbraban se avivaban solas. La mirada de Hades era amenazante mientras sujetaba a su esposa por detrás y la pegaba a él de manera protectora y celosa.

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora