Hades.

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Hades, el rey del inframundo, se encontraba tirado sobre el enorme trono de piedra negra que estaba en el gran salón de su palacio. Estaba aburrido y recordando la batalla contra su padre. Él y sus hermanos se habían llevado la victoria hacia ya bastante tiempo.

A veces envidiaba los reinos de Zeus y Poseidón, no parecían tener tanto trabajo como él ahí abajo.

El aburrimiento lo llevo a salir del inframundo. El bosque de su hermana Démeter estaba cerca y ya tenía el hábito de visitarlo, aunque ella nunca se enteraba. Recordó que Zeus había anunciado un baile, aunque a él no le agradaba demasiado ir al Olimpo, algunos dioses no se llevaban bien con él, y la mayoría creía que era un bicho raro.

El sol estaba anunciando el atardecer, el cielo se teñía de naranja y el viento movía las nubes lentamente. Aquello le estaba dando sueño. Aunque seguramente Tánatos estaría buscándolo justo en ese momento, pues el trabajo en el inframundo nunca terminaba. Hades sentía que no había demasiado sentido en todo aquello, tal vez estaba demasiado solo.

El sonido de un río pequeño inundó el ambiente, el dios se dirigió hacia allá, aunque no tomaría un baño. Se tumbó sobre la alta hierba, cruzo sus brazos por detrás de su cabeza y cerró los ojos. No supo cuanto tiempo estuvo en aquel pequeño lecho hasta que unas voces y risas lo despertaron. Asomó un poco la cabeza por encima de la hierba. Al otro lado del río distinguió tres figuras, todas mujeres; dos ninfas y... una joven. La muchacha tenía un cabello pelirrojo tan brillante y hermoso, que era imposible no mirarla.

Su atención se centró en ella.

—¿Entonces no tendrá una segunda cita con él?

La ninfa de cabello café se veía bastante decepcionada, la pelirroja simplemente se encogió de hombros.

—Mi madre no cree que sea tiempo de... bueno de conocer a alguien.

La voz de la joven era tan dulce y hermosa como la mejor melodía que Hades podría haber oído jamás.

—¡Ah, la señora Démeter es muy dura a veces!

Ambas ninfas suspiraron al unísono, Perséfone soltó una risita divertida mientras metía sus pies en el agua.

—No se preocupen, ya habrá otras citas.

El corazón de Hades brincaba como loco debajo de su pecho. ¿Perséfone? Seguro que había oído su nombre... Sí, ella era la hija de su hermana Démeter, Zeus y Hera a veces mencionaban su nombre, ya que al parecer la diosa era buena compañía para Hebe.

Las observó un rato, antes de que su hermana se acercara. Démeter era una mujer alta y de cabello azul, llevaba un vestido verde y corto hasta las rodillas, pues se la pasaba en el campo casi todo el día. Se acercó hasta donde estaba su hija y sonrió muy ampliamente al verla.

—Ya es hora de ir a casa, Pers—Dijo tranquilamente.

—¡Señora!—Las ninfas hicieron una ligera inclinación hacia la recién llegada. Ésta simplemente asintió.

—Gracias por cuidarla.

—Mamá, ellas no necesitan cuidarme...ya soy mayor ¿recuerdas?

—Seguro—Démeter se rio.

A regañadientes, a diosa y su hija se empezaron a alejar del lugar en compañía de las ninfas. Él se quedó unos momentos en su lecho, estaba maravillado por la belleza de Perséfone. Deseaba verla nuevamente.

La noche cayó sobre el bosque y el rey del inframundo decidió por fin regresar a su palacio. Su hogar se sentía más vacío de lo normal, después de esa tarde, seguramente no lograría sacarse de la cabeza a la pelirroja. Hades creía que la belleza de Pers era aún más grande que la de Afrodita, nunca había sentido nada parecido a aquello. Era extraño, pero no le disgustaba.

Se tumbo sobre la enorme cama de su habitación. No estaba seguro, pero necesitaba verla...no solo eso, él quería tenerla a su lado. Ahora sentía necesidad al pensar en ella.

Por la mañana recibió una invitación de su hermano Zeus. Hermes era su mensajero y éste le comentó que su hermano estaba teniendo una crisis, por lo que necesitaba hablar con él. Hades había planeado ir nuevamente al bosque, solo que aquello tendría que esperar.

La casa de Zeus estaba en silencio completo, seguramente Hera se encontraba fuera. Zeus era un par de centímetros mas bajo que su hermano, y a diferencia de Hades que vestía de negro y su cabello azabache siempre iba alborotado, él vestía su típico traje blanco y su cabello ligeramente largo pero bien peinado, su tono era blanco aunque tenía varios rayitos azules en forma de rayo.

—¡Hermano!—El dios del rayo se apresuró a abrazar a Hades.

—Hola Zeus—El azabache lo apartó rápidamente—. ¿Cuál es el problema? Hermés me dijo...

—A si—Zeus hizo un ademan con la mano, quitándole importancia—. Mentí. Sólo quería hablar contigo.

—Sabes que tengo mucho trabajo...

—Sólo serán un par de horas.

De mala gana, hades fue guiado por su hermano a través de su jardín delantero. Ambos se sentaron bajo una sombrilla que se sostenía de una mesa, en ella había una botella de vino y dos copas.

—¿Por qué no llamaste a Poseidón?

—No se lo digas, pero creo que eres más interesante y menos...bobo que él.

Zeus llenó ambas copas y le entregó la suya a Hades. Los dos comenzaron a beber, aunque el azabache no estaba acostumbrando a beber tan temprano. Se mantenía callado mientras Zeus hablaba de sus futuras fiestas, y luego de sus problemas maritales con Hera.

—¿Qué sucede?—Preguntó el dios del rayo al ver a Hades tan distraído.

—Ah, perdona, no te oía.

—Ya me di cuenta. ¿Hay algún problema?

—No...

—Ah...—Zeus afiló la mirada y notó la ligera incomodidad de su hermano—. ¡Seguramente se trata de una mujer!

Hades abrió los ojos como platos y parpadeó rápidamente. ¿Tan evidente era?

—Puedo reconocer esa expresión. Las mujeres son tan... Nos ponen de ciertas maneras ¡Ja! ¿Quién es?

—Alguien especial—Hades pensaba más en el hecho de que la chica que le gustaba era la hija de Démeter, conocía el carácter de sus tres hermanas.

—Evidentemente—Zeus rodó los ojos—. Te preparé un montón de citas en el pasado y nunca apareciste, ni siquiera con Afrodita.

—Lo siento—Hades parecía sincero—. Es...tu hija...

—¡¿Hebe?! Hera va a matarte...

—¡No ella!—Hades alzó la voz—. Me refiero, a tu hija con Démeter.

—Ah.

—Lo sé. Démeter me va a matar si se entera.

—A tu favor, si, la chica es bastante bella. Hera a estado organizándole citas junto con Démeter, para que conozca...aunque siento que a su madre no le entusiasma demasiado. Ya sabes como puede ser mi esposa cuando se le mete algo en la cabeza.

—Pobre Démeter.

—Bueno, estás en una situación algo peligrosa, hermano. Pero, necesitas una mujer—El dios del rayo se cruzó de brazos y se relajo sobre su silla.

—¿Tendríamos que hablarlo con nuestra hermana...?

—¡Ja, si es que quieres morir!—Zeus soltó una carcajada—. No, no. Si tuviera que hablar o discutir las cosas que quiero con Hera, entonces no sería un rey, y tú también lo eres. Has lo que tengas que hacer, Hades. No pienses en nadie más que en tus deseos... Ya sabes.

Hades esbozó una media sonrisa. Su hermano tenía razón. Sólo esperaría a que la joven se encontrara sola y la llevaría a su hogar para convertirla en su reina.

Aquella conversación con su hermano había sido más gratificante de lo que creía.

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Edit, algunas cosas cambiaron...pero espero les guste :D

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora