Sospechas.

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Perséfone estaba complacida de haber estado con Hades un montón de días. El dios había dejado su trabajo a un lado, con ayuda de Thanatos mantenía todo en orden.

EL rey del inframundo se dedicaba an mostrarle cada rincón de su reino a su reina, presentarla frente a sirvientes y algunas almas con las que a veces mantenía charlas. La diosa estaba muy feliz y contando los días. Se había atrevido al fin a mandarle una carta a su madre e invitarla pasar un rato en el palacio junto a ella y a su esposo. Deméter había aceptado sin ningún pero.

—He oído de Hécate que irás a visitar a tu hija—Hera estaba sentada frente a su hermana. Ambas bebían té y pasaban un rato agradable. Últimamente Deméter tenía bastante tiempo libre.

—Sí—Deméter contestó ligeramente apesarada—. Perséfone cree que sería buena idea que Hades y yo pasemos tiempo juntos ahora que es...mi yerno. Aunque tanto tú como yo sabemos bien quién es él y su forma de ser.

La diosa de la agricultura se encogió de hombros mientras bebía un poco de su taza de té.

—Pero es algo que ella desea...

—Ni que lo digas—Hera suspiró—. Hebe quiere traerme a los niños y a Heracles un fin de semana familiar. Mi hija siempre fue amable y dulce.

—Creí que ya te llevabas bien con él—Dijo la peliazul mientras arqueaba una ceja.

—No es eso. A demostrado ser un gran hombre para mi hija—La rubia esbozó una media sonrisa—. Y tal vez te burles de mí pero...casi siempre estoy ocupada cuidando la reputación de mi matrimonio.

—Te refieres a que te la pasas siguiendo al inútil de Zeus.

—Así es.

—Por Gea—Deméter se encogió de hombros—. Deberías de descasar, a fin de cuentas los chismes siempre viene a ti.

—Es que no deseo que Zeus ande por ahí dando una mala imagen. Es nuestra máxima autoridad aquí, ¿y dónde está? Seguramente con alguna golfa.

Hera sabía que su esposo era un mujeriego e infiel. Ya había perdido la cuenta de las veces en las que le había pillado y sólo Gea sabía cuantas más no había descubierto. Ni hablar de los hijos, si de ella dependiera los mataría a todos. Sin embargo, Heracles ahora era esposo de su hija Hebe y ya había demostrado ser muchísimo mejor que su padre.

—Tal vez quieras venir cuando esté acompañada de mi hija y su familia. A Hebe le encantará verte.

—Lo intentaré, pero no prometo nada.

—Vamos hermana—La mirada de Hera parecía ser de ruego—. En estos días Zeus estará ocupado y tengo un par de días libres. Me gustaría pasarlos con mi hermana favorita.

—Que no te oiga Hestia o me quemara el cabello—Bromeó Deméter.

El desayuno de las diosas continuó con tranquilidad. Hera se encargaba de mantener a su hermana enterada de cualquier novedad en el Olimpo.

—Deberíamos ir a ver a Hestia—Sugirió Deméter una vez terminaron de tomar su té.

—Seguro—La rubia se encogió de hombros.

Las mansiones de los cinco hermanos estaban muy cercas una de otra, la de Hestia apenas estaba a un par de minutos caminando.

—¿Y qué te parece el inframundo? ¿Cuántas veces lo has visitado?—Hera estaba curiosa.

—Sólo una vez—Afirmó la peliazul—. Fue cuando bajé por ella... ¿Por qué?

—Bueno—Comenzó a decir Hera—. Hay una ninfa ahí abajo, al parecer era muy cercana a nuestro hermano.

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora