La oficina de Hécate estaba justo igual que como la habían dejado. El libro seguía en el piso.
La diosa se apresuró a levantarlo y dejarlo sobre su lugar.
"¿Qué se supone que haga" pensaba mientras acariciaba la pasta de cuero de aquel libro y su mirada se perdía en la nada. Inconscientemente, con la mano libre, la diosa rozó su vientre. Y por un segundo quiso creer que todo estaría bien.
Pero dudaba bastante. No estaba segura de cómo los olímpicos reaccionarían ante el mestizaje. Pero lo que más le preocupaba era Gabriel.
Deseaba saber cuándo volvería a verlo para darle la noticia.Después de limpiar de oficina, la diosa salió del inframundo y fue a casa de Deméter. Al entrar, encontró a una de las ninfas del bosque en la sala. La muchacha limpiaba con entusiasmo mientras tarareaba alguna melodía.
—Hola, ¿está Deméter por aquí?—La voz de la rubia asustó a la ninfa.
—¡Hécate!—Respondió animadamente la joven mientras se llevaba una mano al pecho y suspiraba ante el susto.— La señora está dormida, pues se siente un poco mal. ¿Deseas que le hable?
—Ah, no, no la molestes... volveré después.
Tras decir aquello, la diosa salió del lugar y miró al cielo. Las estrellas brillaban hermosas como siempre y el viento meneó la melena rubia de Hécate.
Caminó sin rumbo durante aproximadamente una hora hasta que divisó una casa conocida, una enorme mansión de mármol negro.
Afuera estaba Rea con unas flores de su jardín.
—Te sentí hace un rato.—Confesó la titánide.
—¿Tú lo sabías?
Rea sólo asintió.
—¿Qué debo hacer?
—¿Hacer? Pues nada. Tu embarazo será normal. El bebé también lo será... es lo más seguro
—Mientes...—El semblante de la diosa se ensombreció.— Gabriel es un ángel y yo una diosa pagana...¿y si nace algo como Behemot?
—No seas tan negativa, cariño.
—Soy realista.
Rea frunció ligeramente el ceño.
—Yo creo que todo estará bien, Hécate. Pero de todos modos, háblalo con Gabriel.
La diosa suspiró y asintió mientras se daba la media vuelta. La titánide no le había sacado sus dudas y miedos.
Regresó al Olimpo. Todo estaba vacío, a excepción de la taberna de Dionisio. Se podían oír las voces de Zeus y Poseidón cantando y ebrios.
Al llegar a su mansión, Hécate se apresuró a meterse a duchar. El agua caliente recorriendo su cuerpo la relajó un poco. Tenía que pensar en qué y cómo le diría a Gabriel sobre aquello.
Nunca habían planeado nada de eso. Ni siquiera habían hablado de tener una familia formal. "Ni siquiera estamos casados" pensó la diosa.
Al salir, se envolvió en una bata blanca de seda y fue hasta su enorme peinador, sentándose frente a éste. Se observó en el espejo y acarició ligeramente su vientre. Imaginó cómo se vería con una panza de embarazada y no le agradó mucho. Hécate apreciaba su figura.
Sin embargo, pareciera que su vientre era un imán para sus manos.
En ese momento escuchó un carraspeo desde la puerta de la habitación. Sobresaltada, miró en dirección a aquel lugar y vio a su amado. El ángel mantenía fruncido el ceño y se encontraba confundido por verla tan concentrada en cierta pose.
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Hades y Perséfone. ???? [Editando]
FanfictionCuando el dios del inframundo decidió dar un largo paseo atráves del precioso bosque en donde su hermana Deméter habitaba junto a su hija, notó la belleza de una nueva flor, la más hermosa y virgen flor que jamás sus ojos habían visto. su deseo por...