Mí ángel.

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Tànatos entró al salón de baile y se topó con Hades, quien estaba bebiendo algo mientras Perséfone bailaba con Zeus.

—Hola, ¿qué tal van las cosas?—Preguntó el dios.

—Hey, llegaste. ¿Ya hablaste con Hécate?—Hades le ofreció una copa a su compañero.

—Si, la dejé afuera con un amigo.

Thànatos tomó la copa y bebió mientras su vista barría el salón.

—Ahora debo encontrar otra acompañante.

Aquello último lo había dicho más para él mismo que para Hades. El rey del inframundo no entendió muy bien aquello, sin embargo su compañero se veía sonriente.

Afuera, Hécate estaba sentada en la misma banca junto a Gabriel. La diosa estaba ligeramente sonrojada.

—Perdona por tardar tanto.—Dijo él mientras miraba hacia la multitud de dioses dentro del salón.— Tuve algunos problemas, pero ahora puedo quedarme contigo un tiempo.

—¿Un tiempo?—Respondió ella un poco sorprendida.— ¿Acaso te he causado problemas..?

—No, no.—Gabriel la miró a los ojos unos segundos y volvió a desviar su mirada.— Todo está bien.

Aunque la diosa lo veía fijamente, notó que el ángel estaba evitando hacer demasiado contacto visual con ella.

—¿Quieres bailar?—La voz de la diosa era ligeramente chillona por la pena.

—Claro, me encanta bailar.

Gabriel se levantó y Hécate junto a él. El ángel le extendió su mano y ella la tomó con delicadeza. Ambos se dirigieron hacia adentro del salón.

La diosa se sintió un poco incómoda al atraer las miradas de algunos sorprendidos, incluidos Hades, Hera, Hermès y Leviathan. La demonio le sonrió amplio a su amiga y alzó ambos dedos pulgares en señal de aprobación.

Llegaron a centro de la pista y Gabriel se paró frente a ella, sujetándola por la cintura y pegándola a él.

—Por cierto, te ves increíblemente hermosa.

—Gracias... tú también te ves muy bien...

La suave música comenzó a sonar, era un vals tranquilo y relajado. Gabriel y Hécate se movían lentamente de un lado a otro. Sus cuerpos encajaban perfectamente y se movían como las hojas que lleva un pequeño remolino de verano.

Sin embargo, Hécate se dio cuenta de que Gabriel seguía evitando su mirada. Aquello la hizo sentir un ligero piquete en el pecho.

El vals continuó por unos minutos, después de eso, la diosa estaba cansada por los tacones. Gabriel la llevaba de la mano hasta la mesa de bebidas. Ambos tomaron una copa de vino que Zeus les había ofrecido alegremente.

—Bueno, debo admitir que estoy un poco celoso.—Las mejillas del dios del rayo estaban ligeramente sonrojadas por el alcohol.— Me refiero de ti, Hécate. Viéndolo bien, Gabriel está bastante guapo.

—¡Zeus!—Hera estaba detrás de su esposo.— Deja de decir estupideces y vete. Poseidón está casi tirado en el patio. ¡Modérense!

La diosa le sonrió a Hécate y a su compañero. La verdad es que incluso Hera sintió esa ligera atracción que causaba el ángel.

—Me alegro de que ambos hayan decidido venir.—Dijo amablemente la diosa.

—Gracias a ti por la invitación.—La voz de Gabriel era tranquila.

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora