Zeus

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Durante toda la semana visitó aquel establo abandonado en el bosque. Sin embargo, aquella joven no aparecía, y él comenzaba a sentirse ansioso. La había buscado pero no pudo encontrarla. Incluso había tomado varías formas para ir en su búsqueda.

Hera había andado muy pesada en esos días y no la soportaba, pues parecía que se secreteaba con su hijo Ares. Éste último a veces molestaba a Zeus por su forma de ser y pensar, y creía que había salido más a su madre.

Era muy temprano cundo salió de la cama, y sin embargo su mujer ya no estaba en ella. Cuando fue al comedor, pudo ver que estaba ahí, pero no sola, Hebe estaba con ella.

—Buenos días, mi amor.—Le dijo a Hera.— Y a mí segundo amor.

—Buenos días, papá.—Le respondió su hija, sonriendo.

—Hoy te haz levantado temprano.—Dijo Hera.— ¿Vas a salir nuevamente?

En los últimos días, su esposo salía con frecuencia. Ella sabía a dónde iba, y saber qué nunca encontraría lo que buscaba le causaba un inmenso placer. Hebe se acomodó sobre su silla, conocía esa mirada en su madre, y prefería no meterse en los asuntos de ambos.

—¿Qué harás hoy, papi?

—Cariño, tengo muchas cosas que hacer, pero puedo compartir un desayuno con con mi hija.—Zeus se sentó a lado de su hija mientras se servía un poco de comida.— ¿Y mis nietos?

—Están con su padre, los tres siguen dormidos.—Comenzó a decir la joven diosa.— Hemos tenido fiestas nocturnas, Heracles no se a separado de nosotros casi toda la semana. A sido divertido.

—Me imagino.—Dijo Hera.— Me alegra que te trate bien.

—Mi hijo siempre fue bueno.—La interrumpió Zeus.— Pero tú querías acabarlo.

—Admito que quizás me equivoqué. Pero, solamente con él.

—¿Y a dónde iras, papi?

A Hebe no le gustaba que sus padres pelearan frente a ella. No estaba de acuerdo con las cosas que su padre hacía, pero a veces las maneras de "arreglarlas" de su madre, le parecían muy crueles. Su propio esposo le había contado su historia.

—Bueno, tengo cosas que hacer con Helios. Se acerca la primavera en unas semanas.

—¿En serio?—Hera notó aquello. La primavera, significaba que Perséfone iría con su madre, y Hades estaría solo. Perfecto para esa estúpida ninfa.— Que rápido se va el tiempo.

—Y vaya que si.—Zeus no podía sacarse a esa mortal de la cabeza. Debía seguir buscándola. Así que terminó su desayuno y se levantó.— Bueno, mis amores, si me disculpan, las veré después.

—Suerte hoy, papi.

—Te veré más tarde, querido.

Zeus pudo notar algo en la mirada de su esposa. Un brillo que solo aparecía cuando traía algo entre manos y hasta cierto punto sentía que era cuando se burlaba de él.

Hebe, por su parte, terminó de comer, pero su madre no la dejó irse de la mesa.

—Tu padre a estado así desde ese día.

—Ya veo, madre.—Dijo la pequeña diosa, incómoda.— ¿Y... la chica?

—No lo sé.—Hera se encogió de hombros.— Mandé a alguien más a hacer el trabajo sucio.

—Madre, deberías decirle a papá. Se ve preocupado.

—¡Preocupado por una zorra! Hija, créeme. Lo que sea que esté sintiendo él ahora, se lo merece. Quizás debas dejar de pensar en cómo se siente él, y pensar en mí.

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora