Reunión

1.7K 114 124
                                    

El olor a comida y la luz del día despertó al ángel.

Al levantarse, notó que la diosa ya no estaba con él y que había una bata blanca en la mesita de la sala. Se envolvió en ella y buscó a la rubia.

Hécate se encontraba preparando un pan tostado con café y unos huevos.

—Buenos días.—Dijo él mientras se recargaba contra el marco de la puerta.

—Hola, ¿dormiste bien?

—Lo más bien que se puede dormir en un sofá.—Gabriel se acercó a su compañera y la abrazó por detrás.

—Harás que quemé los panes.—Dijo ella. Aunque aquel abrazo le estaba robando el aliento. Sentir nuevamente el cuerpo del ángel contra el suyo...

—Lo siento.—Dijo él y besó rápidamente el cuello de la diosa.—Pero no puedo evitar querer comerte a besos cada que te veo.

Gabriel se separó de la rubia y se sentó a la mesa mientras preparaba su café.

—Oye... En la mañana me a despertado Hermès.—Comenzó a decir ella mientras sacaba el pan del tostador y lo ponía sobre un plato.— Pers y Hades nos invitaron a comer hoy en su palacio.

—¿Te refiere al inframundo?—Gabriel alzó una ceja.

—Así es.

La diosa se sentó frente a Gabriel. La mesita era pequeña y redonda. En medio había un florero vacío, pues ella nunca estaba en casa y las flores generalmente se secaban.

—Bueno, siempre he querido ver su inframundo.—El ángel sonrió y después bebió de su taza.— Por mí esta bien.

—Genial. No esperes la gran cosa, sólo es un lugar lúgubre y generalmente solo ves almas...

—Oye, será divertido.

La rubia asintió.

—Por cierto nena, nunca me dijiste qué diosa eras.

Gabriel tomó un pan del plato,  comenzó a comerlo y a beber café.

—Ah eso.—La rubia desvió la mirada mientras bebía café.— Nada importante. Algo de magia...

—Ajam.—Él alzó una ceja.

—Si, digamos que la gente que practica la magia es la que me sigue.

—Oh, que interesante debe ser.

Hécate había pensado que Gabriel reaccionaría diferente ante aquella confesión. Y se alegró de que no fuera así.

Ambos dioses continuaron charlando mientras desayunaban. Pasados los minutos, la diosa guió al ángel a su habitación para que pudiera tomar una ducha y poder ir a donde Hades y Perséfone.

—¿Y por qué tienes ropa de hombre por aquí?—Dijo Gabriel, alzando una ceja. Hécate le había dado un traje de vestir negro.

—Ah, es de Hades. Lo dejó aquí cuando hicimos una pijamada junto a Tànatos...

—¿Pijamada?—El ángel no pudo evitar sonreír.

—¿Qué es lo gracioso?—Preguntó ella un poco confundida.

—Pareciera que ustedes tres llevan desde pequeños siendo amigos, y eso es lindo. Los amigos así, creo yo que son una grandísima bendición...

Hécate asintió mientras se dirigía hacia su ducha. Gabriel la seguía.

Ambos entraron y se quitaron las batas, dejándolas caer al piso.

Juntos entraron al chorro caliente de agua, empapándose inmediatamente.
Gabriel se puso un poco de jabón entre las manos y comenzó a frotar la espalda y brazos de la diosa.

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora