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Hades y su esposa caminaban a través del bosque. Helios pasaba justo encima de ellos alumbrando el cielo.

El bosque de Deméter estaba restaurado después de lo que había pasado con Behemot.

—¿Te agrada Gabriel?—Preguntó Pers.

—Si hace feliz a Hécate, si, me agrada.

La mirada del dios se mantenía en el camino. Iban directamente a la mansión de su hermana, la cual ya se encontraba a la vista. Hades estaba nervioso.
Perséfone notó aquello y sonrió. Después de haberle dicho lo del embarazo, su esposo estaba realmente feliz, pero su sonrisa se había borrado cuando Pers sugirió que ambos debían darle la noticia a su Deméter.

—¿Y bien?—La voz de la pelirroja lo sacó de sus pensamientos.

Estaban a unos metros del hogar de su hermana y Hades se había detenido sin darse cuenta.

—Oh, lo siento. Estaba distraído...

La puerta de la mansión se abrió y dejó ver a Hera y a Deméter. Ambas salieron a recibir a Perséfone y su esposo.

—¡Cariño!—Deméter se apresuró a ir hasta su hija y abrazarla.— Te ves mucho mejor.

—Mamá.—Perséfone correspondió al abrazo y sonrió.— También me da gusto verte.

—Hola chicos.—Saludó Hera quien llevaba varias tazas en sus manos.— Deméter y yo íbamos a tomar el té en el jardín. Deberían acompañarnos.

Perséfone miró a su esposo, Hades asintió ligeramente y entonces los cuatri se dirigieron a la mesa de té que se encontraba en el jardín. Había un techo encima de ésta cubierto de enredaderas y pequeñas flores.

—Aaah, bueno, ¿a qué viene esta visita?—Deméter se sentó a lado de su hija.

La mesa era redonda y no muy grande, estaba hecha de mármol blanco al igual que el pequeño techo y las sillas al rededor.

—Bueno, tenía ganas de verte... y aparte tengo... tenemos algo importante qué decir.

Perséfone miró de reojo a su esposo. Hades perdía color con cada palabra de la pelirroja.

De pronto se acercó Hestia. Llevaba una tetera y una charola llena de galletas.

—Hola, me da gusto verlos y que bueno que hicimos galletas de más.—La diosa se sentó a lado de sus hermanas y comenzó a servirse de galletitas.

Hera acomodó las tazas y miró a Hades, alzó una ceja ante la cara de su hermano y no recordó la última vez que lo había visto así.

—¿Todo bien, hermano?—Preguntó la rubia.

Deméter se fijó en su hermano y afiló la mirada.

—Pareces un poco enfermo.—Dijo ella.

—Ya, ya.—Perséfone palmeó el hombro de su esposo y sujetó su mano.— Hades sigue conmocionado por la noticia.

Las tres diosas miraron en dirección a la pelirroja.

—Bueno, el motivo de nuestra visita es para darles la noticia...

—Ajá...—Hera bajó la tetera con cuidado.

Hestia dejó de comer y Deméter se cruzó de brazos y alzó una ceja.

—Hades y yo vamos a ser papás.

Helios miró en dirección al pícnic y esbozó una ligera sonrisa ante la noticia.

Deméter quedó boquiabierta y Hera soltó un ligero chillido y se levantó rápidamente para ir hasta Perséfone y abrazarla.

—¡Al fin! Ya era hora, estaba deseosa por un bebé de ustedes dos.

Hades y Perséfone. ???? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora