Capitulo 39

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Alejandro

Seguí a mi amigo fuera de la casa. La verdad es qué hay algo en todo esto que no me cuadra, ¿porque los niños de Francis y Lía? Digo ¿si la discordia era con John, no debió ir por él? Y claro está que no me refiero a que hubiese preferido uno o lo otro es que simplemente no me cuadra algo en todo este asunto. Hay algo más detrás de todo.

–en todo esto hay gato encerrado, ¿como es que...

–lo sé Alejandro, te juro que lo sé y es lo que llevo pensando desde antes que todo esto pasara, incluso antes de irnos hace unos años de aquí– hablo Francis apretando el volante, tanto que sus nudillos se volvieron blancos.

–¿dónde está John?– pregunté mirando mi celular, pues tratábamos de contactar a Leonardo y Sandy para que nos ayudaran a dar con el paradero de esta tipa.

–no lo sé, según fue a ver si su personal de seguridad no vio algo raro sucediendo cercano a su casa–

–¿conservó su casa aquí?– pregunté, ese podría ser uno de los tantos lugares donde podría estar o donde pudiesen haber pistas. Una llamada telefónica interrumpió lo que iba a decir, era John.

Llamada telefónica

—¿encontraste algo? Dame buenas noticias
—sí, en la casa dejo una nota extraña que en resumen dice que tenemos una hora para hacer un intercambio por los niños...
–¿ajá y? ¿Cuanto quiere?
–pues...
—habla ya maldita sea, joder...
—quiere a Melanie...

Me quede en silencio, ¿Melanie? Pero y ella que tiene que ver en todo esto. ¿No se suponía que el problema era con John? ¿La venganza no era por su ojo? Algo más hay aquí. Y lo digo por lo de la carta que dejo antes en la casa de donde se llevo los niños. La loca obsesionada ya está bien muerta y hace mucho, ¿para que quiere a Melanie?

—¿bueno?
—si si aquí estoy...
—¿que haremos? Tiene a mis sobrinos, ahora quiere a Melanie, demonios Alejandro que haremos ahora...
—no lo sé joder, nos tiene entre la espada y la pared, ¿y si solo llegamos y la enfrentamos?
—¿los niños?
—si cierto, y si...
—¿y si hablamos con Melanie?
—y si mejor...
—no Alejandro, no puedes ser egoísta, hablaré con Melanie la vida de los niños corre riesgo y estoy seguro que ella haría lo que fuera, no digo que la entreguemos a esa animal...
—¿que no? ¿¡Y que demonios dices entonces!? Porque eso claramente suena a entregarla, tenemos que salvar a los niños no mandar al matadero al amor de mi vida por favor...
—relájate hombre, no llevaremos a Melanie solo le haremos creer que si...
—¿y para que vas a hablar con ella? Solo vas a preocuparla...
—déjamelo a mi, adiós
—pero...
Fin llamada telefónica

–¿que pasó?– preguntó Francis esperanzado, y es que ahora el preocupado soy yo, digo, sí me preocupa lo de los niños pero ahora me preocupa también Melanie eso significa que serían tres de los míos en riesgo ¿y ahora que sigue?

–dice que por los niños quiere a Melanie– toque el puente de mi nariz, ya no se que hacer.

–¿que? Pero, ¿que?– ahora lucia confundido y enojado. Y yo estoy igual, y es que ¿qué lógica tiene para querer hacer esto? Joder no puede ser que también esté enamorada de ella. De solo pensarlo me causo gracia.

–a ver a ver, ¿que pasó? ¿Que te causa gracia? Porque déjame decirte que creo yo que enterarse de que quieren un intercambio, y sea tu esposa lo que quieren no es gracioso– ahora está serio, muy serio.

–hombre no que va, lo que me causa gracia es pensar que hasta las mujeres quieren con Melanie. ¿No recuerdas lo de Paulina?– asintió con cara de confusión, aún.

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora