Capítulo 27

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Alejandro

No sé qué más hacer para que Melanie vuelva a hablarme. Ya hoy se cumple un mes desde que se fue con su padre y con Milena. Solo me queda la opción de tráela a la bodega y que la misma Coral le diga la verdad, porque si, aquí los tengo secuestrados a ambos. Coral y Jayson llevan acá encerrados alrededor de dos semanas y media. Ya me confesaron que todo fue un plan, pero ¿eso a mi de que me sirve? Si mi preciosa no está a mi lado y no quiere saber de mi existencia. En este momento me encuentro camino a la bodega para terminar con este asunto de una vez por todas.

Melanie

Me desperté exaltada ¿qué hora es? Mire el reloj y ¡oh por Dios son las 9:30! Tengo media hora para llegar con Rita. Me puse de pie a toda prisa, y por obvias razones de que acabo de despertar y mi cuerpo no está al cien caí de cara al suelo, me puse de pie y entré a mi baño corriendo a tomar una ducha rapidísima. Al salir me puse la bata y me hice dos trenzas a una velocidad impresionante. Salí a toda prisa, saqué un jean negro, una blusa simple y un suéter que decía "Harvard" me quedaba un poco grande. Ya estamos en octubre y hace bastante frío, se acerca el invierno por lo que ese suéter lo es todo. Me vestí y me puse mis converse junto a un gorro negro para el frío. Mire mi reloj y llevo un retraso de quince minutos, llamaré a Rita. Creo que debí llamarla desde el principio.

Llamada telefónica

—¿Melanie?
—si, ¿habla Rita cierto?
—si soy yo ¿te espero o de plano ya no vienes?
—espérame por favor, estoy saliendo en tu dirección, donde vivo queda bastante cerca es que me he despertado un poco tarde.
—vale no te preocupes, acá te espero ¿quieres que te ordene algo hasta que llegues?
—gracias Rita, y si no es molestia alguna para ti sí por favor cuando esté allí te pago ¿vale?
—vale, te ordeno un capuchino y luego ves si quieres algo más
–claro, allá te veo
–te espero, ciao

Fin llamada telefónica

Colgué y tome una mochila que me regaló Lena hace unos días, metí dinero mi celular y llaves. Baje y me tope con Milena y papá desayunando.

–¿vas de salida?– preguntaron al unísono y se miraron raro.

–si, quede de verme con una chica– dije dándole un beso de despedía a ambos.

–¿no vas a desayunar? No puedes irte así nenita– dijo Milena esta vez mirándome con los brazos en forma de jarra.

–no, discúlpame es que voy con prisa, pero allá desayuno, voy a una cafetería ¡nos vemos!– grite saliendo del departamento mientras comía una galleta que tome de la mesa. Iba a subir al elevador y casi se cierra, pero alguien la detuvo.

–gracias– dije mientras entraba al elevador. Había una linda anciana, al parecer lo más que viven en este lugar son ancianos, pero de esos que son muy agradables.

–no hay de que niña, hace mucho frío afuera abrígate bien, nos vemos– dijo bajando en su piso despidiéndose de mi. Encogí mis hombros y continué mi camino al primer piso para poder llegar a la cafetería, Dios odio ser impuntual. Decidí ir caminando pues considero que está bastante cerca y hay mucho tráfico hoy con eso de las compras de temporada. Unos minutos después entre en la cafetería haciendo sonar la campanilla, mire en todas direcciones y una chica muy hermosa de cabello corto levantó su mano saludándome así que me dirigí hacia ella.

–¿Rita?– pregunte saludándola cálidamente.

–si Melanie, de hecho eres más bonita de lo que recordaba, bueno toma asiento tenemos mucho de qué hablar– dijo poniéndose de pie, a decir verdad es muy educada. Tome lugar y ella hizo lo mismo.

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora