Alejandro
Salimos del hospital, Maurice estaba fuera con la camioneta, mi auto se lo habían llevado ya de aquí. Era un día o más bien madrugada del asco, estaba lloviendo y se notaba un ambiente horrible.
–¿entonces? ¿Quienes fueron?– hable tan pronto entramos en la camioneta. Ya la duda me estaba carcomiendo y la desesperación de quien nos atacó en el restaurante.
–es mejor que lo veas tú, no se cual sea tu reacción– dijo y eso fue lo ultimo que hablamos. Sentía un agotamiento físico y mental que no aguantaba, ya estaba en un nivel de frustración tan alto que lo aborrecía.
Un rato después ya estábamos en mi casa, decidí darme un baño para despejar mi mente, estoy agotado de todo esto aveces solo quisiera dejarlo e irme a vivir en la cima de una montaña alejado de todos y de todo pero una vez aquí dentro, es casi imposible salir.
Baje las escaleras y fui directo a la bodega subterránea que tengo en la casa, no se suponía que estuvieran aquí pero era más sencillo ya que venía para acá y pues una cosa lleva a la otra, ustedes me entienden. Ya estaba harto de tanta vuelta.
–¿donde están?– pregunté en la entrada a la bodega. Procedía a colocarme unos guantes negros y algunas cosas para cubrir mi identidad.
–más bien está– suspiró –y no va a gustarte de quien se trata– Camine en su dirección y me quede en seco. ¿Otra vez? ¡Es enserio! Este tipo otra vez. No puede ser posible.
–¿¡Tú otra vez!?– grite, mi voz se escuchaba distorsionada –¿no te bastó con lo de mis padres?– estoy realmente molesto, siento tanta impotencia en este momento. El odio que tenía reprimido salía a relucir otra vez a la superficie.
–vaya veo que estás bastante sentimental mi cielo– río con ironía –oh y no tienes que ocultarte, primito querido– dijo riendo, burlándose de mi. Maldito infeliz hijo de puta.
–Harold– mi paciencia ya se había salido de su límite hace un rato, desde que lo vi de hecho –¿porqué demonios querías matarla? Estás enfermo maldito bastado– hable con un tono de voz alto, estoy bastante enojado. Tome un palo que estaba ahí y le apunté antes de romperlo sobre el.
–mira grandísimo hijo de puta ¿sabes cuanto tiempo llevo tras Melanie?– preguntó entrecerrando los ojos, escudriñándome con la mirada.
–¿¡cómo!? Vuelve y repíteme eso desgraciado– si decía estar enojado, ahora ni siquiera sé que estoy o como me siento. Un golpe, solo un golpe bastó para que chillara como perra.
–¿sabes?– suspiro aguantando el dolor –Esa niña es un ángel y no la mereces–
–ah porque tú si bastardo, ¿¡tú si!? No me hagas reír por favor, cuando te canses de ella o te aburras que harás– se rio y eso desenfreno más irá en mi –¡vas a matarla también hijo de puta! ¿¡Eso harás no es cierto!?– otro golpe, esta vez en su costado pues estaba amarrado con cadenas de los brazos y colgaba del techo. Seguro le quebré una costilla porque no paraba de toser y luego continuó con su cínica charla.
–llevo mucho tiempo tras ella, la vi sufrir por un idiota y cuando por fin estoy listo entonces llegas tu de la nada y literalmente te la llevaste...– hizo una pausa –...la tienes comiendo de tu mano, es muy injusto y ¿te digo una cosa? eso me hizo enojar muchísimo al punto de que si no era para mi no era para nadie y decidí asesinarla– hizo una mueca para restarle importancia al asunto.
–¡no es la primera vez que lo haces Harold! Primero acabaste con Caroline, también mi hermana, mis padres ¿quieres matar también a la única persona que me interesa?– dije sacando mi arma y la puse sobre la pequeña mesa que se encontraba ahí.
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Mi Secuestrador©
RomanceMelanie es una chica de 23 años, no es la típica chica popular de la universidad, no tiene una vida de lujos ni mucho menos una vida fácil, su vida era todo lo contrario llegando a ser casi miserable. Hasta que un hombre decide secuestrarla por mero...