Capitulo 10

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Alejandro

–entonces, ven y ayudame a ponerme de pie– dijo estirando sus pequeñas manos. Es tan tierna y graciosa. Sus gestos son como de una niña y me causa algo de gracia. Todo en ella es tierno, seductor ella es tan delicada y perfecta es como apreciar la mejor obra de arte del mundo. Fui hacía ella y la ayude a ponerse de pie para poder ir al baño.

–¿puedes mantenerte de pie por ti misma?–pregunte, ya sé que no podía lógicamente y aunque moriría por volver a verla sin nada no tengo porque faltarle al respeto y mucho menos no sé si se entiende. Note que no podía poner su pie por completo en el suelo, así que le serví como soporte.

–pues la verdad no y es muy evidente– ese sarcasmo que me molesta tanto –pásame esa cosa–

–se llama muleta querida, es cultura general–se la pase y la uso para apoyarse y despegarse de mi dándome una mala mirada. 

–gracias ya lo sabía– dijo acomodando la bata de papel sobre su cuerpo para no dejar nada a la vista –si necesito ayuda, volveré a llamarte no te muevas de aquí ¿vale?– dijo señalándome, reí un poco es que aparte mando a también y hablé:

–como diga mi sargento, aquí estaré listo esperando indicaciones–

–obviamente, como debe de ser– dijo dejando un beso en mi mejilla y camino al baño cerrando la puerta tras ella. Se veía muy graciosa pues la bata de papel le quedaba enorme y aún siendo así no la cubría completamente, parecía una señora mayor. Reí ante mi tonto pensamiento y me dirigí a un sofá que estaba allí, realmente incómodo cabe mencionar y tome mi celular. Tenia un mensaje de Francis.

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Francis:
Oye, te tengo una noticia y estoy casi convencido de que te va a encantar y a desagradar.

Alejandro:
Pues, ¿que esperás para decirme? 

Francis:
Ya se quienes fueron los del atentado en el restaurante, los tengo en la bodega y no se si te gustara saber quienes son...

Alejandro:
Hablaremos en la casa, recuerda que por textos y llamadas no se hablan de esos temas. En cuanto termine con Melanie iremos a la casa. Y traes a su amiga, ella debe quedarse dos días más acá.

Francis:
Okey ya estás, hasta luego.
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¿Cómo qué no va a gustarme quienes son? ¿Me encantará y desagradara? ¿Quienes estarán detrás de esto? Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el grito de Melanie llamó mi atención.

–¡Alejandro Constantino!– Camine a la puerta del baño entre risas ¿Constantino? toque, y entre al escuchar "pasa" si se que me ha llamado pero sería una falta de respeto entrar así como si nada, aunque no estaría mal mirar.

–¿qué necesitas?– pregunté mientras subía las mangas de mi camisa y seguía partiéndome de risa. 

–¿cual es el chiste? Me encantaría reírme también– dijo con ironía sacando su cabeza por la esquina de la puerta de vidrio.

–¿Constantino? Enserio Melanie, estás demente– ella me miro y luego comenzó a partirse de risa. Esta chica tiene algún problema de bipolaridad.

–si es que tú nombre es Alejandro C, y como no sé qué significa elegí Constantino– se encogió de hombros –y creo que la demencia me la pasaste tú–

–dejemos lo de mi nombre a un lado, insisto ¿para que soy bueno?– eleve una ceja y la mire, la silueta de su cuerpo comenzaba a hacerse visible a través del cristal.

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora